17 de febrero de 2010

Banquillo


Bussi está otra vez frente a la justicia. Pasó tiempo, pero el tiempo llegó. El horror de los años de plomo que continuará a pesar de que los culpables sean condenados.

El ex-general prepotea... como cuando tenía vida. Como cuando era el dueño... de la vida. Balbucea, se emociona, reivindica, ofende, ataca, justifica. Busca aliados en los aplausos obsecuentes de los integrantes de su desmembrado partido. Pide tiempo para respirar y para que su presión no se dispare.

Parece indefenso detrás de una enfermedad que lo cachetea desde hace años. Silla de rueda que lo traslada, bigotera que le ayuda a respirar y pañuelos descartables que secan sus ojos y su boca que se llena de saliva mientras las ojas de su escrito avanzan una tras de otra. Copa de agua para mojar la boca...

No va a contestar cuando le pregunten. No está en condiciones de hacerlo, dijo. Estrategia y salud formarán un duo para ocultar. Después de leer durante horas justificativos a un accionar cruel era lógico que no la iba a dejar picando para que los que lo acusan le conviertan un gol cuando el ya no puede volar de palo a palo.

Busca, desde su lamentable actualidad, despertar piedad. Virtud, que por otra parte sus acusadores, dicen que no tenía cuando ejercía el poder. Persecusión política, aseguran sus acólitos, que son las razones para que otra vez el hombre duro esté donde se sientan los delincuentes. Bussi, no es desde hace años, un peligro político para nadie.

Serán dias de recuerdos horrorosos, para unos y sentimiento patriótico para otros. Cada una seguirá peleando la guerra que Bussi dice que existió. Unos quieren la verdad y recuperar los cuerpos que el silencio cómplice oculta con la misma eficacia que la tierra que los cubre. Otros quieren que se los reconozca como integrantes de una gesta épica y salvadora.

Estos últimos son los que están, otra vez, en el banquillo.

12 de febrero de 2010

El paraíso ( ahí estuve)



Recién recupero mi compu. Por eso tardé un mes y días en contar de mis vacaciones. Descansé, cociné, comí a lo loco y conocí gente y lugares... siete días felices.

Córdoba me gusta y a la familia también. Fuimos los cuatro y eso estuvo bueno. Me aventuré a manejar, pero la aventura fue efímera. Mi hijo Claudio se convirtió en un fundamentalista del volante y no me dejó ni que abriera la puerta del tutú. Igual joya... sumó para que el descanso sea tal.

Le apuntamos a La Falda y "José Suerte" contribuyó para la elección del alojamiento. Desde la web, el hotel parecía como mucho... "careta" dijo Agostina, pero ni ahí. Chico, fuera del casco céntrico, en un cerro, de frente al lago, pileta, asador (fundamental), silencio, paz y atención joya. Staufen Club Hotel, se llama y, si les cabe, no se lo pierdan

Gastón, el dueño, parece Mascherano... está en todos lados y te la hace fácil. Se preocupa por "su gente" y aconseja sitios para visitar y morfar. Encima, el precio. Menos de 100 por pera con desayuno. Limpieza y orden, sencillo y familiero. Ayudados, además, porque coincidimos con un grupo de pasajeros, casi como uno.

Las dos "paparulas" Chiara y Camila se ocuparon de despertar ternura y sonrisas en dosis similares. Lo contrario a su mamá, Cynthia, quién casi no hizo ruido durante toda nuestra estadía. Pablo, el papá, llegó más tarde y lo consideré un tipo oportuno: arribó el día antes a que nos morfemos empanadas tucumanas "fréidas" en grasa producidas por mis propias manos.

Agostina me vendió como el mejor empanadero del mundo y Gastón dijo que quería probarlas. Le dije que si a Mascherano y ligaron todos los pasajeros. El carnicero que me vendió el matambre también consiguió su docena. Los porteñísimos e hipergallinas Carlos y Silvia y sus dos hijos también se prendieron. La sobremesa se estiró hasta bien entrada la tarde.

La estadía también estuvo marcada por tres asados en familia, algunos, y con más compañía los otros. Dormí mucho y por lo tanto descansé. Siempre dije que iba a hacer 600 kilómetros para dormir buscando achicar el stress de un pésimo 2009. Lo logré pero también hice cosas que me divirtieron, conocí gente y lugares y gasté guita (no mucha) con gusto.

Tardes de pileta estiradas hasta la puesta del sol que derivaba en la inexorable mateada. Sol y brisa que ayudaron al bronceado (ennegrecido en mi caso, ya que mi bronceado es de nacimiento). Noches estrelladas, paseos por la villa, visitas a pueblos vecinos y la Cascada de Olaen. Joyitas que ayudan a arrancar un nuevo año.

Gracias Staufen... Gracias Mascherano. Seguro que nos vamos a volver a ver.

13 de enero de 2010

No estoy

En realidad estoy en el paraíso. En las sierras de Córdoba. De vacaciones, como corresponde a un trabajador argentino.

Apenas vuelva cuento, con fotos incluídas, dónde estoy. No exagero cuando hablo del paraíso, pero esperen a ver las imágenes. Estoy engordando y comiendo lo que venga y lo que vaya también. No tomé pastillas para la presión. No me hizo mal nada. Los veo a la vuelta o les escribo mejor. Después van a querer venir todos.
Un abrazo... enorme

1 de enero de 2010

2010... una te pido nomás


Escribo esto en la mañana del último día del 2009. Jamás en mis 52 rogué tanto para que se terminara un año.

"Si... pero tenés una familia hermosa..." me dicen algunos cuando me quejo por algo. Que tendrá que ver mi familia hermosa? Si me estoy quejando por otras cosas y no por mi vida familiar. Sólo tiene que ver con la tranquilidad que no consigo y creo que a esta altura me lo merezco.

Agredezco lo que poco o mucho que poseo. Un buen laburo, un auto que labura, una hija estudiosa y responsable, un hijo hiperespecial y una mujer que me pone el hombro... y los amigos, que los tengo de a puñao y que tengo la enorme dicha de no pagar para tenerlos.

Reniego de otras cosas. De los energúmenos que creen que por uno junta amigos de a puñao, pasa a ser el enemigo más temido. De las injusticias de no ser valorado como me lo merezco porque los mediocres manejan el mereciómetro. No debería preocuparme de los energúmenos y de los mediocres, me dicen los mismos algunos de siempre en una frase pretendidamente pragmática.

Pero si yo lo dejara de hacer, de preocuparme digo, me debería preocupar (redundancia que me hicise mal...) mucho más porque significaría que el Negro Veliz está cambiando. Pero también reniego porque esos energúmenos y esos mediocres se meten con gentes que quiero y respeto.

Para colmo, la intranquilidad se ensañó en estos últimos 365 días y alejó para siempre de mi lado a gente muy querida. Leyes de la vida que le dicen, pero nadie dice que esas leyes, así como son de inexorables, también son así de crueles.

Sigo sin poder digerir no ser un periodista rentado, en un lugar donde el periodismo "se renta a sí mismo" con absoluta irrespetuosidad sobre uno de los laburos más sublimes que conozco. Ejercer el periodismo es eso y mucho más pero para los que lo toman como metier habitual por estos "lares" sólo es un laburito para sumar platita.

Se han convertido en rastreros de la moneda; en mendigos de un avisito; en arrodillados de una profesión sagrada que merece la pelea palmo a palmo con los dueños de los medios, para lograr el respeto por la profesión que tienen la suerte de ejercer. Respeto que se consigue imponiendo el estatuto del periodista, por ejemplo.

Me ha perseguido la malaria durante todo el 2009 y eso que alcanzo a parar la olla, pero igual me jode que la tranquilidad no llegue y no pido mansiones ni countries, ni cuatro por cuatros, ni plasmas. El Trío Manal lo decía en "Jugo de tomate frio"... "no es necesario tener un auto, ni relojes de medio millón, cuatro empleos bien pagados, ni ser astro de televisión..."

Quiero dejar de correr, quiere bajar el nivel de adrenalina, quiero sentarme un poco y mirar... En definitva quiero ser feliz por unas horas al día aunque sea. Quiero dejar de dar exámenes todos los días para demostrar lo que largamente ya demostré. Ya está... ya tengo 52 y creo que me lo he ganado.

Termino el post en la tarde del primer día del nuevo año, luego de leerlo y reelerlo. Me pregunto si será demasiado lo que pido y si no es injusto hacerlo observando lo que me rodea. Creo que no... la felicidad no tiene porqué ser siempre brasileña.

30 de diciembre de 2009

Imbancables y sonrisas - final 2009 I


Este año fueron menos entregas, pero hay muchas cosas que rompen la paciencia.

Imbancables:

El acento de Cristiano Ronaldo en la propaganda del champú: Ojalá te agarre un ataque de caspa que te quite la voz. Aguante Messiiii

Las películas navideñas del cable:
es mentira que para esta altura del año todo el mundo sea bueno y sino... miren a su alrededor.

El precio de la carne: ganaderos hdp; matarifes hdp y carniceros con viveza criolla. Y nosotros... los estúpidos que seguimos comprando.

El intendente Amaya: seis años pavimentando y repavimentado y requetepavimentando... y todo sigue igual. El tránsito un kilombo afgano y las calles con roturas simil Franja de Gaza. Colorao fracasado!!!!!

Riki Fort: cualquier pelotudo se mete en nuestras vidas. Y este es el pelotudo of the year...

El kilombo de los árbitros de fútbol: Una más para no ir a la cancha...

Lo que gasta la gente pa' las fiestas:
En serio, dejen de joder. Después no van a tener ni pa' la sal.

El gobierno tucumano: porque le adelanta guita a la gente para que se maten gastando, para despues darles préstamos. Rehenes en cadena son los estatales.

Los que usan la palabra alta/o: alta fiesta, alto tema, alta mina, alta pilcha... por qué no se van un poco a la alta mierda?

Los vendedores de paco y otras mierdas:

La cana I:porque no mete en idem a los vendedores de paco.

La cana II: No saben donde viven los vendedores de paco?

Los jueces federales: Tampoco saben donde viven esos cosos?

La cana III: porque tiene el músculo ágil pa' perseguir a motoqueros sin cascos, pero lo tienen atrofiado para atrapar a los vendedores de droga.

El árbitro Faraoni: estuvo rápido para cobrar los goles de San Lorenzo ante Atlético, pero no para denunciar la corrupción.

La AFA: porque metió al tema en el freezer.

La novela "Botineras": hay gente que pone plata pa' producir estas obras de arte?

El precio de las entradas en Atlético y San Martín: Es verdad que en las boleterías trabajan el gordo Valor y la garza Sosa?

Los asesinos de la Sra. de Roselló.

Los remises que cubren Tafí-Tucumán: te llevan por el boleto... derechito a la muerte. Los otros días vi a uno esquivar un pucho...

El gordo Claudio: que la va de Serafo Dengra y anda hecho pelota cada vez que juega al rugby. Dedíquese a los triples de ternera, cumpa...

El ruso y Sejo: La vida empieza y termina en la camiseta celeste y blanca de Barrio Norte. Son el hammas del pueblo dekano... Muchachos, hay una vida más allá de 25 y Chile.

Por ahora sólo hay de las malas. Para las buenas sintonicen otro canal

25 de diciembre de 2009

La Chicha


Otra de las cosas que me joden de Tafí Viejo es no encontrar un lugar donde comer como la gente. Fui a varios hasta que mi hija me llevó a la cantina de Juventud Unida. No me arrepiento.

No busquen lujos. En realidad no hacen falta para deleitarse con un buen bocado. Es un lugar de antes. Con olor a comida de antes. Con gentes de antes y con el calor familiar de antes. Manteles simples en mesas simples, sillas de plástico y atención "personalizada". A veces La Chicha, a veces su hija Rossana, a veces un nieto... es lo mismo.

El menú no cambia demasiado. Tampoco hace falta que sea una larga lista. Siempre hay uno del día, especial y casi siempre los consumen los habitues. Si llegás a tiempo, ganaste. Si no, lo de siempre también está joya. Lampriao (no escalope) al que no se le despega la cobertura que a ese bife lo convierte en el consabido lampriao. Ese mismo plato, en un pan frances con lechuga y tomate invita a no dejar ni una miga.

Es el ambiente. Es la gente. Desconocida para mi en su gran mayoría. Pueblerinos con todo lo que el término encierra. Eso que se resume en el "buen día... provecho" del que ingresa al recinto. Educación de antes diría también y no hablo de la adquirida con los estudios, sino aquella que se mama desde la cuna.

Heladera mostrador, freezer y tele con cable hablan de una modernidad que contrasta con la heladera de cuatro puertas de madera y con los ruleros y el delantal dominguero de La Chicha. En la cocina, Graciela ofla con su pié derecho apoyado en su pantorrila izquierda, mientras Pedro ceba el vino en las jarras que más tarde distribuirá en las mesas.

Aquella modernidad también contrasta con el largo mesón de habitues de los domingos. Herrera, Don Díaz, Manuel, Don Aranda, Bachicha... barrita de viejos y jóvenes que en medio de la tertulia comparten vino en jarra con soda en sifón de 1/2 litro, empanadas y menú del día. Hasta el "Mono" Villafañe se pega una vuelta de vez en cuando. No el cantor, sino su papá, aquel crack de San Martín de la década del ´50.

No llegan juntos sino de a uno y como pidiendo permiso. Saludo efusivos y no tanto con la otra mesa grande (redonda ella) de parroquianos, cuyos nombres se me ecapan y que también se reunen con precisión casi suiza. Los sábados y los domingos se diferencian de los demás días. Tienen el vértigo de los clientes golondrinas que van y vienen, tupper en mano, para retirar los encargos donde las empanadas de pollo son la vedette.

Allí todo se mezcla. Ricos y pobres. Trabajadores de manos cubiertas de callos y ropas trajinadas comparten bebida, charla y rica comida con encumbrados personajes con placas en las puertas de sus hogares. La comida de La Chicha, la atención y el ambiente de paz familiar son el motor de ese pequeño mundo compartido por gente de distintos orígenes e idéntico destino.

"Estos hombres no deben tener familias..." dice mi hija en un apretado análisis sobre los clientes que los domingos almuerzan en la cantina. "Vienen a hacer el vermouth" dije yo en una apresurada respuesta. Con varios domingos encima concluí que en esa cantina están sus familias o algo parecido. Nadie que haga un vermouth a la vieja usanza toma sopa como corolario.

Y hasta eso tiene La Chicha... siempre hay sopa

4 de diciembre de 2009

Sacre bleu


Ante la insistencia de mi amigo Dany hablo del último clasificado al Mundial de Sudáfrica 2010. El fútbol tiene estas cosas...

"El fútbol tiene esas cosas..." es una de las grandes/pequeñas frases con la que algunos oráculos de... pretenden explicar un juego que no tiene explicación razonable. Cómo puede ser que la tenga un deporte que se juega impúnemente con los pies. Algo tan imperfecto no merece que se gasten neuronas al divino botón.

En cualquier juego una transgresión al reglamento se sanciona sin miramientos. La ley es tan importante como el juego mismo. Para eso está la regla... para marcar límites. Nadie se atrevería a festejar un triunfo basado en una transgresión.

En el fútbol si. Allí no hay ética. Los fundamentalistas del resultado afirman que hay que ganar como sea. Un "como sea" es la mano de Henry. El triunfo justifica la trampa como medio. El fútbol es el reino de la trampa y la mentira y, por ello, acciones como estas son entendibles. En la NBA los árbitros van a la tele y modifican un fallo. En el rugby no convalidan un try dudoso hasta que otro juez lo mira hasta el hartazgo en contínuas repeticiones.

El reglamento el fútbol que es claro y taxativo también está fallado, porque una acción como la del delantero francés frente a Irlanda debería permitir una revisión. Porque fue alevoso, ofensivo y cargado de mala fe. Pero ese mismo reglamento ata de pies y manos a los tribunales de disciplina quienes tienen que legislar sobre la ley escrita y con el informe del árbitro en la mano. En muy pocas oportunidades se actuó de oficio y, si se hizo, fue sobre alguna situación específica de agresión física.

Pero la FIFA castigó igual al seleccionado francés por aquella inconducta. Lo marginó de su derecho a ser cabeza de serie para el Mundial de Sudáfrica. O sea que la entidad encabezada por Joseph Blatter sabe y admite que hubo un hecho de corrupción.

Y si lo trasladamos a la Argentina ese tipo de hechos se potencian por la consabida "viveza criolla". Lugar desde donde se explican inconductas, trampas y avivadas con tal de sumar 3 puntos en la tabla. El fútbol es sucio, pero apasionante. Propenso a la trampa pero atrae. Es el único ámbito donde la bajeza humana es aplaudida.

Algunos fanáticos escupen jugadores, insultan árbitros y cuando la hacen con alguna espontaneidad, otros también, espontaneamente, se rien a carcajadas. Ya lo dije... si uno lo razonara no iría más al fútbol. Sabe que allí un pibe alcanzapelotas esconderá los balones si su equipo va ganando apañado por los mayores. Sabe que allí algún jugador se tirará al suelo simulando la muerte con tal de sacar ventajas.

Sabe que algún técnico meterá un cambio en el minuto 90 intentando frenar al rival que se viene con todo mientras su equipo está colgado del travesaño. Sabe que algún jugador reclamará mariconamente por una amarilla a un jugador que le encajó una patada.

Todo eso y mucho más es el fútbol. Por eso Francia estará en el Mundial e Irlanda no.