25 de diciembre de 2009

La Chicha


Otra de las cosas que me joden de Tafí Viejo es no encontrar un lugar donde comer como la gente. Fui a varios hasta que mi hija me llevó a la cantina de Juventud Unida. No me arrepiento.

No busquen lujos. En realidad no hacen falta para deleitarse con un buen bocado. Es un lugar de antes. Con olor a comida de antes. Con gentes de antes y con el calor familiar de antes. Manteles simples en mesas simples, sillas de plástico y atención "personalizada". A veces La Chicha, a veces su hija Rossana, a veces un nieto... es lo mismo.

El menú no cambia demasiado. Tampoco hace falta que sea una larga lista. Siempre hay uno del día, especial y casi siempre los consumen los habitues. Si llegás a tiempo, ganaste. Si no, lo de siempre también está joya. Lampriao (no escalope) al que no se le despega la cobertura que a ese bife lo convierte en el consabido lampriao. Ese mismo plato, en un pan frances con lechuga y tomate invita a no dejar ni una miga.

Es el ambiente. Es la gente. Desconocida para mi en su gran mayoría. Pueblerinos con todo lo que el término encierra. Eso que se resume en el "buen día... provecho" del que ingresa al recinto. Educación de antes diría también y no hablo de la adquirida con los estudios, sino aquella que se mama desde la cuna.

Heladera mostrador, freezer y tele con cable hablan de una modernidad que contrasta con la heladera de cuatro puertas de madera y con los ruleros y el delantal dominguero de La Chicha. En la cocina, Graciela ofla con su pié derecho apoyado en su pantorrila izquierda, mientras Pedro ceba el vino en las jarras que más tarde distribuirá en las mesas.

Aquella modernidad también contrasta con el largo mesón de habitues de los domingos. Herrera, Don Díaz, Manuel, Don Aranda, Bachicha... barrita de viejos y jóvenes que en medio de la tertulia comparten vino en jarra con soda en sifón de 1/2 litro, empanadas y menú del día. Hasta el "Mono" Villafañe se pega una vuelta de vez en cuando. No el cantor, sino su papá, aquel crack de San Martín de la década del ´50.

No llegan juntos sino de a uno y como pidiendo permiso. Saludo efusivos y no tanto con la otra mesa grande (redonda ella) de parroquianos, cuyos nombres se me ecapan y que también se reunen con precisión casi suiza. Los sábados y los domingos se diferencian de los demás días. Tienen el vértigo de los clientes golondrinas que van y vienen, tupper en mano, para retirar los encargos donde las empanadas de pollo son la vedette.

Allí todo se mezcla. Ricos y pobres. Trabajadores de manos cubiertas de callos y ropas trajinadas comparten bebida, charla y rica comida con encumbrados personajes con placas en las puertas de sus hogares. La comida de La Chicha, la atención y el ambiente de paz familiar son el motor de ese pequeño mundo compartido por gente de distintos orígenes e idéntico destino.

"Estos hombres no deben tener familias..." dice mi hija en un apretado análisis sobre los clientes que los domingos almuerzan en la cantina. "Vienen a hacer el vermouth" dije yo en una apresurada respuesta. Con varios domingos encima concluí que en esa cantina están sus familias o algo parecido. Nadie que haga un vermouth a la vieja usanza toma sopa como corolario.

Y hasta eso tiene La Chicha... siempre hay sopa

3 comentarios:

DanielGS dijo...

Muy buena nota, negro. Sabes hace cuanto que no como lampreado??? Aparte, el detalle de que "no se le despega la cobertura" es real, sino no es lampriao!!!
Estoy seguro que la comida debe ser espectacular. Como comparacion, a pesar de que aqui hay muchos restaurantes mejicanos buenos, la mejor comida mejicana que comi en mi vida fue en una fonda (peor que la de doña Florinda) perdida en el medio de la nada. Asi que te creo cuando decis que la comida es buenisima.

Ahora, si decis que no hay lugares para comer en Tafi Viejo, digo, como no pones uno vos ya que no tenes competencia. Como para pensarlo, no?

Un abrazo Angelote querido, y Felices Fiestas para vos y tu flia.

DanielGS

Dos cortas una larga dijo...

Felices fiestas para vos también AMIGO. No te saqués la bufanda que le está metiendo un frio de locos ahí. Un abrazo.

Unknown dijo...

Y Daniel siempre te deja una picando, Negro. La verdad: por qué no ponés vos un lugar así vamos todos a comer? Y de paso nos reunimos un rato. Abrazo, viejo. (sin segundas lecturas, por favor)