4 de marzo de 2019

Se fue antes de llegar...


San Martín ya no tiene talones que le sirvan para frenar la empinada caída... Desde su ascenso en Catamarca sólo ha sumado decisiones erradas a  nivel dirigencial que condicionaron rendimiento y resultados.

Mi reconocida adhesión a Atlético no es óbice para analizar al otro grande de mi provincia. Haber sido hasta dirigente y ser hincha decano sólo me da argumentos para cargar a uno que otro amigo, pero no condiciona, para nada, mi opinión. En honor a la verdad, hasta me molesta que el otro grande no haya conseguido hacer pié en primera tras cuatro ascensos.

San Martín mismo condicionó, en esta oportunidad, su futuro en el torneo de élite argentino.  Es más, creyó que los apellidos de su plantilla eran los propios para jugar en Primera. El festejo del ascenso le desiluminó su decisiones y ese mismo festejo les obnubiló. Si bien no se repiten los apellidos de los dirigentes no se aprendió de errores ajenos.

Forestello se conformó con poco después del ascenso y sucumbió ante los limites de la billetera santa. Su error de no convencer a un esfuerzo mayor a los dirigentes para sumar valores terminó armando la guillotina que después haría rodar su cabeza cuando la pelota dejó de entrar en el arco rival... Así fue y la muñeca del empresario le metió un nuevo apellido para su banca de técnico.

No hubo proyecto antes de arrancar en Primera y tampoco lo hubo para cambiar de jinete cuando la correntada del río arrastraba piedras y troncos... Entiéndase: sale el Yagui, entra Coyete... Todo a las apuradas y a pedir del empresario. Para colmo el recién llegado entra en conflicto con los hombres fuertes del vestuario...

La lenta reacción de la dirigencia(?) para mediar en el conflicto interno también sumó para que la pelota siguiera sin cruzar la línea de gol del arco contrartio... Coqueto Sagra mostró la misma reacción que su equipo y no encerró en una habitación a los bandos en conflictos pa que se caguen a trompadas y solucionen la diferencia... Así le fue al equipo...

Buscando aferrarse a una esperanza el pueblo ciruja se colgó a la llegada de un charlatán de feria con suerte, o con contactos, o no sé, para que consiga revertir lo inapelable. El debut fue traspié y la esperanza de los hinchas recibió un gancho al hígado que lo puso rodilla en tierra. La desesperanza se adueñó otra vez de La Ciudadela...

Le quedan cuatro finales y números más números menos, habrá que ver si alcanza ganando los cuatro. El colchón de guita que se llevará el charlatán, gane o pierda será una mancha más, gane o pierda... Ni Indiana Jones, con su espíritu aventurero, hubiera cruzado este río de lava candente. Y el agarró. Desde ya le digo, no lo hizo porque le gusten las emociones fuertes.

Dicen que los únicos que salvan de este descalabro son los hinchas... permitanmé que discrepe de esta cuasi verdad... No sirve con llenar la cancha, únicamente. Te diría que es hasta egoísta... Voy al partido porque soy hincha... grito, salto puteo, canto un rato... pero después, dejo que otros me roben la ilusión...

No basta llenar La Ciudadela y competir por ser el más grande del norte...
O los más seguidores... O los de más aguante...
No alcanza... porque al fin son una gran hinchada de un club pequeño...
Que disfruta de efímeros triunfos y sufre habituales descensos...

Pagar la entrada o hacerse socio para exigir, sería otra manera de acceder a ser parte de la hinchada del el Más Grande del Norte...