27 de octubre de 2009

Y se hizo la noche


Atlético no gana ni puntos ni pa' sustos. Descenso directo del que cuesta salir, juego que no aparece y goles que no llegan. Todavía falta mucho... para seguir sufriendo.

Once fechas y el castillo se vino a pique. Atlético no gana desde que el arapiento Boca lo visitara en el Monumental. La teoría de la escobita nueva... se hizo carne en el fútbol y cuando el entusiasmo menguó, cuando el juego perdió consistencia y, por sobre todo, cuando las piernas comenzaron a flaquear por el esfuerzo, aquello que parecía un equipo dejó de parecer.

Este conjunto que en el Nacional B consquistó el título no pudo seguir con el mismo ligue. En el torneo de ascenso, cuando el equipo no era tal, ganaba igual. Mucho tenía que ver el seleccionado "Pulga" Rodríguez. Sus goles no permitían que el incendio se desate porque con su efectividad el delantero disimulaba las oscuridades del juego de conjunto.

En Primera División, la historia no pudo repetirse. A pesar de ser el goleador, el simoqueño no moja seguido y como sus compañeros no suman goles el equipo no gana y, para peor, las decisiones arbitrales lo perjudicaron en varios juegos. Encima, cuando fue ganando, no pudo sostener ese resultado (Lanús) y, cuando el resultado era empate, terminaba perdiendo (Velez, por ejemplo).

Para colmo el entorno no ayuda. El periodista Walter Alú llamó a la reflexión desde las páginas de El Siglo a los que salieron a buscar técnico cuando el Chulo venía a los tumbos. La información salió del club, de la boca de algún dirigente, sin dudas. Nadie pidió el derecho de réplica o sea que el calla, otorga. Por lo único que se preocuparon los dirigentes es por saber cual de todos ellos fue el bocafloja.

Para colmo ese estómago resfriau fue buscar o prestó el oído para que alguien le ofreciera a Carusso Lombardi. O sea que no sabe nada de esto porque si alguien no puede dirigir ni el tránsito es el ex técnico Racing. El discurso oficial fue "continuamos con el proceso (perdón por la palabra)", cuando todos sabemos que la continuidad depende de puntos y Atlético ya se olvidó como es festejar.

Tampoco el cuerpo técnico emana tranquilidad. Rivoira cambia fichas a cada rato y de titular inamovible, cualquiera, pasa a quedarse hasta afuera del banco de suplentes. Así, a todo el mundo le tiemblan las piernas y, si a esas decisiones le sumamos la presión que la plantilla siente porque no gana y está en descenso directo, el panorama se agrava.

Cuando quedan 24 puntos en juego y Atlético tenía como obejtivo cosechar 25 o 26, ya tendría que sumar 17 para no quedar tan mal parado para el Clausura. Es mucho para sumar cuando la pelota no entra en el arco contrario y, sobre todo, cuando el equipo sufrió una notable baja en cuanto a su producción futbolística.

Hoy la posibilidad de sumar 17 puntos de 24 que quedan por jugar es más dificil que el objetivo de arranque. Ya no hay piernas, ya los partidos sin ganar pesan y los alambres de la escobita nueva ya no ajustan tanto.

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