28 de septiembre de 2009

En Primera... te acuestan


Foto: Diario La Gaceta
La élite tiene sus dramas. Apenas te invade el sueño te vacunan y listo. Atlético ganaba cómodo, se durmió al final y apenas rescató un empate.

Mi amigo Tony Martínez me preguntaba si se puede comentar un partido mirando la tele. Yo dije que no, pero estas líneas demuestran que soy un pecador periodístico y basándome en los 40 metros de campo que me muestra la caja boba me embarco en esta especie de comentario.

Ya dije en este sitio que el dibujo Rivoira requiere del buen funcionamiento de sus volantes centrales y de sus carrileros para que su equipo defienda con cierta autoridad y ataque con algún criterio aceptable. Una vez más queda demostrado que, en el fútbol, cualquier verdad que se ensaya corre riesgo de quedar como una absoluta mentira. Contra Lanús ocurrió eso.

Los cuatro el medio jugaron aceptablemente bien, pero al "decano" se le escaparon dos puntos que ya los tenía en la billetera de la tabla de posiciones. También duele el resultado porque jugó mucho tiempo con un hombre de más. El fondo no fue tan seguro como contra Boca y las dos conquistas de Lanús vinieron por los aires.

Algo que no se entendió fue lo de los tres delanteros. El "Pulguita" jugó lejos del área haciendo la gran Sarría. El "grande" Pereyra, como siempre, arrancando desde atrás y casi siempre por derecha, mientras que el "Paragua" Escobar (metió los dos) fue él único de los tres que se pareció a un delantero.

Se puso 2-0 arriba y parecía que el partido estaba acabado no sólo por la contundencia del resultado sino porque el rival no tenía reacción y cedía campo y posesión para evitar la catástrofe que se podía avecinar. Pero la tragedia no llegó porque Atlético tocó intrascendetemente enfriando el trámite y asegurándose la diferencia existente.

El dominio apático de Atlético le permitió a Lanús sacar la cabeza del barro y, hablando de cabeza, en un corner y por arriba se puso 1-2 y al final Peralta madrugó a Montiglio y acomodó la testa para el 2-2 definitivo.

Mucho papel y mucho fuego de artificio para festajar 107 añitos. Lástima la modorra de los últimos 10 minutos de juego que le permitió a la vista igualar el marcador y acostar al cumpleañero antes de cortar la torta.

Esto es Primera División y, más allá de las frases hechas, las equivocaciones por lo general se pagan caro. Atlético aprendió una nueva lección al respecto.

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