13 de noviembre de 2008

De números, de juego y de periodistas


Atlético ganó sus últimos dos partidos, ambos de visitante. Pero el juego sigue ausente y se nota a pesar de los seis puntos ganados.

Sería un falso si me subiera al carro triunfalista atiborrado de periodistas que hacen del forreo un modo de vida. El fútbol jamás se explica desde los puntos que se ganan, aunque sea verdad que la cabeza de un técnico rueda cuando pierde seguido, jugando bien o mal.

Lo que pasa que cuando pierde jugando bien su cabeza se mantendrá un tiempo más sobre sus hombros. De la misma manera que el cuello de un técnico se mantiene sin rasguño alguno cuando su equipo juega feo y gana. Al fin y al cabo es una cuestión de tomar decisiones.

Luego de sus dos triunfos en calidad de visitante ante Unión primero y Quilmes siete días después, Atlético acomodó sus huesos en la tabla de posiciones y parece que la paz renació. Claro cómo se puede esperar críticas sobre el juego si en un canal de cable el ¿periodista? le terminó preguntando al "Chulo" Rivoira qué le había parecido el programa en el que el ¿periodista? labura de. Claro es mejor mantener el status quo. Es mejor lograr que nadie se de cuenta que casi nadie habla del juego. Que Atlético es un calambre y que juega a lo que a su técnico le sienta. Mantenerse en el cargo a base de resultados y, que para lograrlo, no le importa colgarse de travesaño y jugar a no perder.

Es mejor no hacer notar que el "Capé" a los diez del segundo arrastra sus talentosas piernas porque su estado físico deja mucho que desear. Es mejor no hacer incapié en que el goleador Lujambio es una sombra y que los 37 años se notan sobre sus espaldas.

Después de Quilmes ahora se cree que Azconzabal es Beckenbauer, tal como lo dijo Fabián Domínguez en el programa Línea de Tres. Todos sabemos que el "Vasco" es un jugador limitado y creer que porque un partido no lo pasaron como alambrao' caído es el Kaiser alemán. Eso es un total despropósito.

El juego del "decano" no es estéticamente bello. Es apenas un recurso de jugar a lo que le conviene aunque para ello sus volantes se preocupen de persiguir hasta a los jueces de líneas para marcarlos y dejar a los pies de Sarría o del Pulguita la pesada tarea de producir y concretar el mezquino juego ofensivo que se plantea en la charla técnica.

"Este torneo se juega así" dice la frase hecha con la que se pretende explicar la falta de belleza que este juego de por sí tiene desde la cuna. Sino párense al costado de un potrero y verán a los pibes agarrar la pelota para tirar un caño, una pared o una rabona y ninguno de esos mismos pibes meterá el culo contra el arco buscando no perder. Hasta el más atao' intentará jugar más no marcar.

Entonces no me vengan con eso que hay que jugar así como se juega. Que en el Nacional "B" se juega muy físico y que hay que meter. Que hay que ganarlo con la pelota detenida y que hay que trabajar los partidos. Si tenés a Sarría, a Lujambio, a Montiglio, a Granero, a Erroz, al Pulguita porqué el técnico no hace que los que enfrente se preocupen por defender.

Porqué no permitirse asumir riesgos si hay con qué. Porqué seguir creyendo que poner tres en el fondo te da chapa de ofensivo. Eso es una mentira porque sino no pondría cuatro volantes para contener uno pa' jugar y dos puntas para pescar.

Saben qué pasa? Nadie quiere asumir que importa más la guita que la estética y que los resultados antes que el juego. Por eso los comentarios son vacios de contenido y las notas son nada más que afirmaciones que sólo buscan la respuesta "tenés razón" de parte del entrevistado.

No hay polémica sobre cómo se juega. Nadie se compromete. Nadie analiza con profundidad. Escuchen radio y veran que no miento. A veces y, sólo a veces, se salvan de la crítica el mencionado Fabián Domínguez y Eric Ginel. El resto hace mutis por el foro y le hacen notitas al jugador que se compró un auto sin saber manejar.

Estamos perdidos. Los técnicos hacen lo que quieren, los jugadores cuidan la quintita. Los dirigentes sólo miran los resultados y los periodistas se preocupan por no perder publicidad.

Gracias a Dios, los pibitos en el campito, todavía juegan a la pelota y no al fútbol.
Tal vez por eson no pierda las esperanzas del todo.

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