11 de agosto de 2008

Taficeño, soy?


Cuando me vine para estos "lares" creí que era por un tiempo. Hace 19 años que estoy de paso y creo que ya no me marcharé.

La dualidad entre el capitalino que fui y el taficeño que no termino de ser me provoca desencuentros. Cómo puede ser que viva hace tanto tiempo en un lugar y que no tenga un tipo con el que pueda compartir un café. A modo de ejemplo vale. Uno no pertenece a lugares dónde no tiene amigos.

Creo que aquel sentido de pertenencia a la capital nunca se apagó, porque siempre supuse que iba a pegar la vuelta a la urbe. Mi laburo, mis amigos, mi vieja, mi hermano, hacer periodismo de vez en cuando. Todo eso y algunas cosas más hicieron que siempre estuviera latente el regreso.

Además el traslado. Cuando me vine todavía circulaban los vetustos colectivos de la Empresa Tafí Viejo. Las veces que me quedé a gamba. Jamás escuché a ningún taficeño preguntarse porqué la empresa que era un monopolio se fundió. Era el único medio de transporte y se fue al tacho. Todavía no me banco ir o venir en bondi de la capital.

Ya no había trenes cuando me viene allá por el '89. En la década siguiente Menem se llevó puesto a los vagones que quedaban. La Diagonal y el Camino del Perú fueron y siguen siendo las vías de comunicación.

No vivo en el "casco céntrico". Estoy en el Barrio San Antonio de Padua y todo o, casi, me queda lejos. Pero no sólo yo sufro la lejanía, los intendentes también porque mi barrio está tal cual.

El "delicia tello con crema de arándanos" de la Heladería Tello, los sandwichs del cabezón Rubén en la vía de la Avenida Roca, por ejemplo, son algunas de las cosas que me gustan.

Los poemas de "Chichí" Costello, la música del "Topo" Encinar (por qué se separó Mulalma?), el "Mono" Villafañe, Los Diableros (otra separación que lamento) la vida cultural, también integran la lista de las cosas que hacen vivible a Tafí. Pensar que a principio de los '90 Coplanacu y Raly Barrionuevo cantaban en el bar Via Blanca.

El saludo puebleirno de gente que no conozco no disimula la soberbia de algunos que siguen viviendo el Tafí opulento de los Talleres. No son todos, porque hace poco fui a la presentación de un documental sobre el despojo que sufrió esta ciudad y los concurrentes (muchos ex ferroviarios) tienen orgullo y tristeza por aquella mole de hierro desguasada, más no soberbia.

Me rompen las calles rotas. Desde que vivo aquí pasaron cuatro intendentes y las calles están igual. Me rompen los tirados a guapos de la salida de los bailes. En los '70 cuando venía los sábados, los buscaroña de aquellos tiempos te miraban con desconfianza. Hoy sigue pasando.

Hasta aquí, usufructo los amigos que mi hijo tiene de a puñao'. Con algunos de ellos me paro a hablar boludeces en la esquina, de vez en cuando. Me costó y me cuesta conocer gente de por aqui. Siempre relaciono aquel saludo pueblerino con la sencillez de los habitantes y, en otras oportunidades, creo que me confunden con alguien.

Me gusta el Tafí de los domingos por la mañana, como el San Miguel del mismo día y a la misma hora. Me gusta comprarle asado a Luis, el carnicero de la avenida Roca y hablar de fútbol con él.

De vez en cuando me voy a ver básquet, pero me molestan los hinchas de Talleres, por ejemplo, porque gritan boludeces, porque malcrían a algunos de sus estrellitas y porque creen que los árbitros son los enemigos y, que ganan o pierden, por culpa de ellos.

Muchos pro y muchas contras, como en la capital. Pero no me siento de aquí aunque se que no me voy a ir.

Hubiera sido bueno volver al Barrio Kennedy

5 comentarios:

Daniel GS dijo...

Me impacto tu frase: "Uno no pertenece a lugares dónde no tiene amigos". Lo digo sin ironias.

Y bueno, Angel, que te puedo decir: cuando te canses de lo mismo, venite nomas. Tambien lo digo sin ironias.

Me gusto como me contestaste el email que te mande hace un par de semanas. Bien ironico. Atorrante.

Daniel

Unknown dijo...

Esa frase, esa frase... Negro, repito mi comentario anterior ¿hasta cuándo disfrutaré gratis de tus pensamientos?
Estudiantes de periodismo: no dejen de leer este blog. Esa frase es la síntesis perfecta de cómo hacer periodismo.

theilermarcelo dijo...

Negro: Muy bueno tu relato, yo también vivo en un pueblo ferroviario ( San Cristóbal, que estuvo siempre hermanado con Tafí Viejo, hay taficeños afincados acá y sancristobalenses que viven allá), desmantelado por el innombrable, pero se mantiene inalterable la idiosincracia pueblerina, donde todos nos conocemos y nos saludamos en la calle.
Un abrazo y espero encontrarte otra vez como lo hicimos hace poco tiempo en Sunchales.
Marcelo Theiler

Dos cortas una larga dijo...

Marcelo: gracias por tu opinión. Un abrazo.
Daniel y Horacio: me conmociona, en serio lo digo, las alabanzas. Juro que no me las creo aunque son una verdadera caricia al ego.
Se agradece

Javier Noguera dijo...

Negro querido, un gran gusto compartir como siempre con tu familia y los amigos. Me encantó el post, y honestamente amigo: si de hurgar en la identidad se trata, yo te tengo por taficeño y buena gente. Fuerte abrazo.