17 de agosto de 2008

Por abajo y a ras del suelo


Atlético resolvió por abajo a pesar de la teoría de la pelota detenida. Fue 3-1 contundente ante Almagro que en el segundo tiempo complicó porque el conjunto de Rivoira se lo permitió.

Partamos de una base. Atlético jugó mejor que Almagro y lo ganó con absoluta justicia. El cómo lo logró es lo que importa. Desde el arranque mismo la intención fue jugar usando todo el ancho del campo con la pelota circulando cerca del césped monitoreado todo por el “Capé” Sarría.

Con mucha autoridad el conjunto de Barrio Norte trasladó el juego al campo del visitante y le cortó con despliegue y solvencia, todas las intentonas que Almagro ensayó para salir del encierro que el local le proponía.

A cada quite defensivo de Almagro le sobrevenía una acción idéntica de Martín Graneros (enorme), Montiglio, Erroz o Longo quiénes fueron fundamentales a la hora de recuperar para que Sarría y el “Pulguita” Rodríguez no perdieran contacto con el balón.

En uno de los tantos piques de Rodríguez, el chiquitín guapeó una pelota por la izquierda y su habilitación hacía adentro le permitió al botín derecho del cordobés abrir el marcador. Un minuto más tarde Montiglio metió una diagonal fulminante para encontrarse con el centro de Longo y anotar el segundo. Diez minutos y Atlético tenía solucionado el compromiso.

La teoría de la pelota quieta para ganar el partido cayó rendida ante el exquisito pie zurdo de Sarría, por el toque de Erroz, por el despliegue del “Pulguita” que picaba para todos lados y por el grandote Gutiérrez que aguantaba todo lo que le tiraban. Eso sí toda la producción ofensiva descansó siempre en el despliegue del cuarteto recuperador.

El primer tiempo se fue con un 2-0 que tuvo gusto a poco. El “Pulguita” había metido un tres dedos en el palo derecho, Longo resolvió mal solo frente al arquero y el botín derecho de Darío Caviglia, de casualidad, despejó al corner un cabezazo contra el piso de Rodríguez.

El segundo tiempo fue otro cantar. Atlético perdió intensidad y despliegue, ya se compartía el dominio y se jugaba tanto en campo de Almagro, como en el de Atlético. A los 14 del complemento Rivoira empezó a tirar data de cómo lo iba a plantear el juego para no sufrir sobresaltos. Dei Matei remplazó a Longo lesionado, pero el recién ingresado se paró como zaguero izquierdo más que como volante de ida y vuelta.

Tras un ataque de populismo, Rivoira mandó a la cancha a Lujambio que no está ni para jugar a la play (todavía) en reemplazo de Gutiérrez y siete minutos más tarde de ese cambio el grandote Meloño Botta de cabeza arrimó el bochín y Almagro se puso 1-2, con casi nada y eso que Atlético en ese momento le permitía hacer.

El frio le corrió por la espalda a los hinchas y el técnico reaccionó al respecto. Sacó a un organizador (Erroz) y puso a uno pa’ que corra (Musto). Erroz había estado lesionado en la semana post visita a San Juan y por ahí el cambio se debió a ello (seamos buenos entre nosotros dice el maestro Pagani) y no al frío citado. Almagro que, Atlético había convertido en sombra en el primer parcial, ahora estaba a tiro de empate. La actitud más conservadora del local le dio aire al respirador que tenía la visita hasta que Rodríguez le pisó la manguera a cinco del final cuando estableció el 3-1 definitivo

A pesar de lo que dice Pagani creo que Atlético se paró para liquidar de contra más cerca de Ischuk y con línea de cuatro pero se olvidó de la presión en la mitad de la cancha y eso lo hizo caminar por minutos de confusión.
Confusión que ante otro rival más "pudiente" puede transformarse en peligro latente.

Censura

Todos los que me conocen saben que soy periodista y que por mi viejo, que le gustaba el buen fútbol soy eso e hincha de Atlético. El tema es que cuando laburo trato de sacarme el hincha lo más que puedo. Muchas veces casi ni se me nota, pero esto sólo se da cuando me siento frente al teclado.

En la platea se me nota. En un momento del partido mostré mi descontento con el planteo del técnico, como cualquiera. En ese momento el ¿encargado de seguridad? del club me encaró con la impunidad que el cargo le otorga a decirme que yo no podía vociferar contra el entrenador e insultar de esa manera.

Desde cuando este señor determina qué se grita o no en un estadio. Es una política del club? O fue un arresto individual buscafama de este señor. Lógicamente la discusión subió de tono y los plateístas a mi alrededor salieron en mi apoyo. Ante el desatino, el tipo escapó por los fondos y sus ayudantes, policías de la brigada de investigaciones tuvieron que salvar las papas intentando que bajen los decibeles. Lo lograron pero se dieron cuenta que su ¿jefe? había metido la gamba.

De todos modos ya pasó, pero ojo. Los dirigentes deberían bajar un mensaje claro con respecto al tema porque la censura es peligrosa. Hombres de la política y la democracia integran su Comisión Directiva y saben que el pluralismo y la opinión son bienes inclaudicables.

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