23 de marzo de 2008

223





Es el número de muertos que están relacionados con la violencia en el fútbol. Emanuel Alvarez se llama el último. Todos desviamos la vista y sacamos los piés del plato.

Llevaba medio cuerpo fuera de la ventanilla del colectivo. No era un "barra", era un hincha y gritaba por El Fortín. Al rato estaba muerto en un hospital.
De allí en más el despropósito se adueñó de la situación. Dirigentes, periodistas, funcionarios y hasta los mismos jugadores se pelearon para sacudirse de encima la responsabilidad cual perro pulgoso.
José Luis Meizner, segundo en la jerarquía de AFA en el programa a "A dos voces" de TN, fue lamentable cuando habrió la boca tratando de defender la "inocencia" de la entidad. "¿Para qué íbamos a parar la fecha?... si eso no iba a servir de nada, además era demagógico", dijo el presidente subrogante. Claro, era un programa de TV y nadie le podía contestar: "porque se murió un pibe... hijo de puta". Perdón por el improperio, pero eso merecía que le dijeran.
Lo que no dijo el impresentable Meizner es que para suspender hay que pactar con el socio de la AFA o sea TyC. En realidad es el socio mayoritario, porque es el dueño del negocio y, plata no está dispuesto a perder, se muera quien se muera.
La AFA, con Grondona y los dirigentes que levantan la mano para decir "Si Julio" son los grandes reponsables de la violencia en el fútbol porque ellos cobijaron y cobijan a los grupos violentos.
Los políticos y los funcionarios, que cada vez que hay un muerto, declaran lo mismo y no redactan leyes duras para combatir la violencia en el fútbol son corresponsables de los dirigentes del fútbol. Esos políticos y funcionarios usan a los "barras" para apretar a adversarios y para hacer roncha en sus actos.
Poniendo cara de "sabelotodos" dicen muy sueltos de cuerpo que si en Inglaterra pudieron erradicar a los hooligans porque aquí no se va a poder con los "barras". Estas habituales declaraciones "pour la gallerie" casi nunca son contrastadas con la realidad. Los ingleses pudieron con los hooligans porque estos no estaban apadrinados por los dirigentes ni los políticos. No eran "ñoquis" de comunas, ni de parlamentos, ni tampoco estaba a sueldos de los clubes de los cuales eran hinchas.
Los periodistas, por su parte, en otra actuación lamentable después de ocurrida la muerte de Emanuel, salieron al aire desde el lugar de los hechos con un millón de sospechas y ninguna certeza sobre el autor del disparo asesino. Que salió de "La Quemita", que se bajaron de un auto, que fue uno de Huracán, que fue uno de San Lorenzo, que fue uno con camiseta de Nueva Chicago. Al voleo tiraron cualquier verdura y, si con alguna de las versiones tenían razón, después seguro se iban a arrogar la primicia. Ellos fueron los principales responsables que los hinchas de Velez se desmadraran contra el predio de propiedad de Huracán y lo destrozaran.
Si la policía todavía recababa información y no aseguraba nada sobre el autor, porqué salieron los periodistas a culpar sino tenían prueba alguna.
Los jugadores también tienen su parte. Los de Velez no estaban dispuestos a jugar y está bien. Sus hinchas le hicieron conocer la situación estando dentro del campo.
Pero esos mismos jugadores, los de Velez y el resto deben, de una vez por todas ponerse los pantalones. No sólo tienen que parar el fútbol cuando algún plantel no cobra el sueldo. Ellos tienen un poder único y alguna vez deberían decir: "No jugamos". La gente se muere, literalmente, por ir a verlos o cuando regresa a casa.
Bilos, el delantero de San Lorenzo, en declaraciones después del partido dijo "nosotros (por lo jugadores) estamos al margen de todo esto...". No hay manera de estarlo Bilos, menos los jugadores.
Oscar Munitoli fue el primero. Tenía apenas nueve años y el 14 de mayo de 1939 habría con su nombre la oprobiosa lista de muertos por la violencia del futbol. Sesenta y nueve años han pasado y doscientos veintidos nombres más se sumaron.
Nada ha cambiado, como muchas cosas en este país.

No hay comentarios: