4 de julio de 2007

La clínica del Diablo - Parte III - Final



Basquet en estado puro, fundamentos y didáctica para enseñar. Aplausos de pie para la idea de Lucas Victoriano. Lástima la concurrencia.

El tucumán basquetbolístico volvió a dar un ejemplo de porqué está como está. Vino un tipo groso de la actividad, como Sebastián Uranga. Mundiales sobre el lomo, campeón de la Liga Nacional y de La Sudamericana. Seleccionado durante casi toda su carrera.
Ni así la sociedad tucumana de la actividad se dio una vuelta por el Club Asociación Mitre, que ofreció sus instalaciones de una, tras el papelón del político Alito Assan que desde hacía dos meses aseguraba que terminaba con las obras en Juan Bautista Alberdi. El reducto del "guapo" de Villa Alem había sido elegido como sede por Lucas Victoriano. Ni disculpas pidió el tipo...
Tres clases en dos días seguidos para fortalecer conocimientos básicos del juego explicados como pa' tontos que nadie debía perderse. Mucho menos los 20 técnicos de que conducen los equipos que juegan en la primera división y del ascenso de la ATB. Tampoco deberían haber faltado todos los monitores y entrenadores de inferiores.
Con el colega Christian Alonso del programa Nuestro Básquet contamos los concurrentes del sábado a la mañana y era para llorar. Dónde están los de la escuela de técnicos? se preguntaba él con bronca.
Un pibe que no recuerdo su nombre, entrenador de inferiores él, dio una clara muestra de la soberbia que impera en nuestro básquet "no están mostrando nada nuevo" dijo sobre los contenidos de la clínica. Si él sabía cómo debe mover los pies un pivot en el poste bajo o en el alto, porqué no se lo enseñó a algunos de los chicos que colaboraron en las jornadas. En ellos y, a pesar del entusiasmo que mostraron, se refleja nuestra decadencia.
Un aplauso para Ricky Siria y sus colaboradores que no se perdieron ninguna, y también para los profes Lischinsky y Martínez, que tampoco fallaron.
Y de los dirigentes, ni hablar. Sólo fueron para las fotos del primer día, pero para la jornada de cierre y para agradecer no apareció ni uno.
Y los periodistas? Pensar que algunos agarran un micrófono y comentan partidos como si fueran León Najnudel o se sientan frente al teclado y apenas logran transcribir el tanteador. Otra muestra más de la decadencia.
La Gaceta le dio, en su suplemento dominguero, la importancia que el evento tuvo para ellos: Una foto leyenda. Lamentable.

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