3 de julio de 2007

El negro mandó frutas - final


Carlos Romano fustigó a los distintos estamentos del básquet local pero, nosotros los periodistas, no recogimos el guante y no asumimos culpas. Los árbitros tampoco.

En su discurso de lanzamiento para el Promocional de Goya, el técnico de la selección tucumana le dio duro a los dirigentes.
Nosotros, los periodistas, miramos hacia otro lado y nos hicimos los giles como si nada tuviéramos que ver.
La gran mayoría de los periodistas dedicados a cubrir la actividad son tan culpables como cualquier otro sector. Muchos de ellos se han sentado en la mesa de los dirigentes y por amistad o negocio jamás criticaron conductas, actitudes o decisiones que los dirigentes, árbitros y jugadores han tomado.
Muchos de ellos están comprometidos desde la publicidad y por no perder ingresos, sólo informaron cuando les convenía y sin molestar a su sponsors de turno.
En la gran mayoría de los casos no formaron opinión y callaron supinamente información de primera mano.
En la redacción del diario más importante, se sabía desde hacía un mes que el Campeonato Argentino del año pasado que se suspendió en nuestra provincia tenía nulas posibilidades de realización y no salió a denunciarlo a tiempo. Si lo hubieran hecho en su momento capaz que Tucumán evitaba este año de viajar a Goya.
La teoría de un viejo formador (perdón por la palabra) de periodistas, hoy desaparecido de informar solo del juego. "Rectángulo verde m' hijito" decía con sospechosa sonrisa. Claro, fuera del rectángulo verde estaban los que ponían la plata para sostener su negocio y a ellos no había que molestarlos.
Esa enseñanaza caló hondo en el resto y, para hacer "periodismo", todos asumieron que esa era la única manera de mantenerse al aire porque los medios no ponen una moneda para los sueldos, en especial en radio.
Los árbitros no quedan afuera de este asunto. La plantilla se renueva poco y nada y alguno de ellos también se sientan en la mesa de los dirigentes. Una clara muestra de los que pasa en el arbitraje tucumano es su casi ausencia del contexto de la Liga Nacional. Por algo debe ser.

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