21 de marzo de 2007

31 años


Tenía 19 años cuando los salvadores de la Patria se adueñaron del poder. La máquina de matar comenzaba a rodar y una noche llena de sombras se iba a extender por siete años.

Trabajaba en la Municipalidad, un contrato de seis meses que terminaba en Junio del ’76. Era mi primer laburo y según los sindicalistas municipales ese lugar me pertenecía porque mi viejo (había fallecido el año anterior) había laburado muchos años para el municipio.
Aquel 24 de marzo me sorprendió encontrar la Intendencia (funcionaba donde hoy es el hospital Avellaneda) cerrada y los trabajadores agolpados en la puerta, a pesar que sabía por las radios, que los milicos había rajado a Isabel.
Me alegré de ver cagados en la patas a algunos funcionarios que le habían hecho la vida imposible a mi viejo. Que estúpido.
A los diecinueve años, con algo de guita en el bolsillo, lo único que le importaba a un pibe de 19 años era salir de joda.
Un tiempo después, de pendejo que andaba de joda pasé a ser, como la inmensa mayoría de los argentos, sospechoso. No vaya a ser que se te ocurriera usar el pelo largo, o escuchar a la negra Sosa, o a don Ata…Eso era suficiente como para ir a parar en la Escuelita de Famaillá. No se podía tener ni siquiera un vecino zurdo, aunque sea para jugar a la pelota.
Las mujeres y los más grandes admiraban la seriedad de Bussi, Videla, Agosti. Siempre me pregunté qué significan los uniformes para las mujeres.
Pero un día no me alegré más por aquellos funcionarios helados de miedo y ya las frases “algo habrán hecho” o “andaba en la joda” me provocaban arcadas.
Y ya los enfrentamientos en los que morían siempre los de un solo bando me resultaban sospechosos.
Y ya el ataque de la izquierda internacional y la campaña antiargentina de países europeos me extrañaban. ¿Por qué? ¿Qué le hicimos?, me preguntaba…
Derechos y humanos… Derechos humanos. Derechos
Secuestros, desapariciones, mujeres con pañuelos blancos en sus cabezas. Las locas de Plaza de Mayo, Amnesty Internacional.
Videla diciendo “el desaparecido no tiene entidad, no está ni vivo ni muerto… esta desaparecido” Lo que se dice un reverendo hijo de puta…
Neustadt diciéndole a Galtieri “me encantó esa frase suya de las urnas están bien guardadas” otro reverendo…
Y la verdad
Y los salvadores de la Patria que no fueron tan salvadores
Y ese bastión de resistencia que fue Humor Registrado que nos terminó de abrir la cabeza a muchos
Y Malvinas.
Y la memoria. Esa que debe estar presente. Los treinta mil hermanos que no están la necesitan.

4 comentarios:

Contexto Visual dijo...

Estimado Ángel:
El 24 de marzo de 1976 yo tenía 14 años y mi sorpresa por ese tiempo fue tanta como la tuya querido amigo, había ido al colegio como todos los días y me di con la puerta cerrada con cadenas y candados, nadie sabía nada, volví a mi casa y entendía menos, algunos vecinos mayores estaban alegres, otros confundidos, empezaba esa larga y terrible noche en la argentina. También debo decirte y coincidir que la revista "Humor", fue para mi la que me abrió la cabeza a entender algunas cosas fue bárbaro mientras duró, como no la reeditan, Fueron muchas las coincidencias para una época que nos marcó mucho para el resto de nuestras vidas, fue horrible y aunque parezca una frase muy repetida: "NUNCA MAS"

RAUL MADKUR

amaliovilla dijo...

Nací en 1977, y cuando fui lo suficientemente grande para preguntar, en mi familia nadie sabía nada, para ellos nunca pasó.
Por eso doy gracias a los que como vos, no se olvidan y dan su testimonio para los que como yo, no estuvimos conscientes, y necesitamos de su ayuda para reconstruir nuestra historia.

Cristian Faralle dijo...

He recibido con beneplácito tu ingreso a Tucublogs.
Saludos.

Unknown dijo...

Querido Angel: Yo tenía siete años, apenas, ese 24 de marzo. ¿Qué podía entender? Sólo me producían cierto escalofrío las recomendaciones de mis viejos "cuando vayas por la calle por favor no levantes ni una lapicera, eh?" o los comentarios como "Anoche pusieron una bomba" o "hubo tiroteo cerca, escuchaste?", que se hacían terriblemente común en casa. Cuando tuve más conciencia, un poco apenas, me llegó a mis manos la Revista Humor. Un oasis, una bocanada fresca en medio de la amarga realidad que reflejaban los medios en esa época.
Y hago una analogía: no pasó tanto tiempo y no estamos tan lejos. Diríamos, al menos en términos gubernamentales, "bajamos el índice de desaparecidos", no?...