22 de febrero de 2007

La cultura triunfalista


La actitud del público para con el "Gato" Gaudio es una muestra más que los perdedores no tienen cabida en nuestra frustrada sociedad.

Los argentinos estamos peligrosamente acostumbrados a exigirles a nuestros deportistas excelencias que no exigimos a otros sectores que si nos mejorarían la existencia.
Es verdad que cuando asistimos a un espectáculo queremos que quien nos representa se quede con la victoria, pero el mundo del deporte está habitado más por "segundos" que por "primeros". Nos sentiremos mejor si el nuestro gana, pero no mejorará nuestra vida. Como tampoco empeorará cuando pierda.
La cultura bilardiana lo único que ha provocado es que nosotros creamos que seremos mejores gentes si nuestros deportitas suman títulos. Alguna vez Marcelo Bielsa dijo, en una de sus extensas conferencias de prensa, que no está escrito en ningún lado que debemos salir campeones siempre, refiriéndose a la selección de fútbol. Gran razón tenía el tipo.
Porque no está escrito que nosotros debemos ganar todo lo que juguemos. Que salgamos a la cancha para ganar es una cosa, pero que pensemos que no somos nadie si no lo logramos es un disparate.
La larga lista de cadáveres deportivos no consiguen cementerios donde se depositen los restos de la Selección del '58, Verón y Bielsa en Japón y Corea 2002; Gabriela Sabattini, Carlos Reutemman, Gaudio, etc.
De lo que en realidad no nos damos cuenta es que si tuviéramos un Bielsa, en el gobierno provincial, un talento como el de Gaudio como presidente, una tipa como Sabattini conduciendo ministerios, seguramente nuestro país sería un poco mejor.
En esos ámbitos hay que exigir triunfos. Allí debemos inflarnos el pecho cada vez que ganamos un partido o campeonato.

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