23 de febrero de 2007

Diez minutos de Gran Hermano


Sólo aguanté ese lapso frente al ¿fenómeno? de la TV nacional. Basta y sobra para hablar del engendro.





Nunca había estado frente a la tele en las versiones anteriores por lo tanto fui un crítico outsider y me llevaba de lo que me contaban.
Hace unos días tomé coraje y con el rey control en la mano llegué hasta el canal que emite las imágenes. Chicos y chicas hablando en un living de pelotudeces varias que, seguro, yo entendía menos que el resto de lo televidentes porque era mi primera vez con el “broder”.
La frase que promociona ESTO dice: “como la vida misma”. Cuál vida? Si esos muchachos que hablaban pelotudeces no representan a nadie. Por lo tanto no se la vida de quien representan.
Los diez minutos parecieron un lustro y el "vertigo" siempre fue el mismo. Los diálogos igual de interesantes. Dicen que los sábados por la noche se disfrazan y hacen fiestas a modo de prenda que les impone el Hermano. Pero a esa hora estoy haciendo empanadas para morfar al otro día así que me lo ¿perdí?
La dignidad perdida por cinco minutos de fama. Todos sabrán, de aquí en más cuál de los integrantes es puto/a, garca, histérica/o, fiestera/o, borracho/a, chorro/a o buena gente. Entonces no entiendo qué carajo gana el que gana y que carajo pierde el que pierde. Sé que el que se queda hasta el final se lleva guita para su casa y sale aplaudido. ¿Por qué?
Las minitas que son eliminadas serán puteadas por el Ruso Sofovich en el futuro, siempre y cuando tengan buen lomo. Mientras que los muchachos terminarán haciendo programas en un canal de cable o levantando chongos en el auto y ya su vida no será la misma.
El dueño de los derechos en Argentina, o sea, Endemol, levantará un fardo, al igual que Jorge Rial (te acordás cuando era enemigo de este proyecto?). Lo mismo para la telefónica que presta servicios. La gente llama para votar y paga para hacerlo.
Yo, en cambio, seré más feliz por no haber sido uno de los pelotudos que gastó teléfono para votar por alguno de estos energúmenos.
Vos, no sé si serás igual de feliz que yo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Negro, yo también soy feliz... Te digo más: ni siquiera hablo de este tema con gente que, lamentablemente, sí ve el ¿programa? porque me provoca arcadas y una repulsión total.
Intenté hacer lo que vos: sentarme unos minutos para, por lo menos, tener un poco de fundamentos a la hora de emitir alguna opinión.
Realmente no pude aguantar, ni siquiera, cinco minutos.
Pasé a otra cosa. Lo siento: la pelotudez no es lo mío.

Contexto Visual dijo...

Hago mías sus sabias palabras, para pelotudear cualquier cosa es mejor: cocinar alguito, jugar con los chicos... Actividades que por lo menos alguito te van a dejar. Muy Buena la merca de Otras Yerbas

Tony