Se fue esta semana... La bandera a cuadros se bajó por última vez... Vivió a mil y el físico le pasó factura ante el primer traspié serio... Se llenó de noche calavera y no chilló para nada...
Punta y taco. Los fierreros entienden... La punta sobre el acelerador, el taco sobre el freno. Se le gastó la suela de la punta porque durante años no aflojó. El taco estaba indemne... Pintón, gracioso, entrador, desenfadado, mujeriego. Fumador y experto en wisky.
Labia, mucha. Te daba vueltas como una media y, si hubiera vendido heladeras, le encajaba una a un esquimal en la segunda frase. Versero, yiro. Las minas se le morían. En esa carrera desechó muchas buenas... Marta, Maricruz, por citar un par. Creo que ocultaba más de lo que se conocía... Pero los caballeros no deschaban.
Fuimos compinches en los mejores años. Cuando todo era vértigo. Cuando no te cansaba nada. Estábamos junto desde las 7 y a veces convivía más con él que con mi familia... Me llevaba puesto. No me dejaba parar. Cuando yo decía basta, me llevaba en el Yeyo al Barrio Kennedy.
Yutas? Un millón, que se yo. Desayuno en El Molino y a jugar al snooker hasta las doce. A gamba hasta Casal a empujarnos una Mila en Cuni, completa con picante que no picaba. Y después a seguir viaje hasta su casa. La Julia y Banana. Sus padres. El almuerzo. El taller y el olor a nafta.
A la noche nos subíamos a la terraza a silbarle a los que pasaban caminando. Vivía al frente del cementerio del Oeste. Se cagaban en las patas los tipos. No estudiábamos un carajo... Pero él, con dos leídas ya sabía la lección. Ya la remaba en dulce de leche. No se llevó ninguna. Yo todas o casi. Pero al año siguiente, otra vez juntos. Y a empezar de vuelta.
Sólo dos cosas no compartimos... La cena de egresados fue una... En casa, no había ni pa la sal y entre la gira y la cena, la gira era menos guita. Me fue a buscar con otros compañeros para que no me perdiera la milonga. Yo, amargado, estaba en la esquina con los vagos del Barrio. Mi viejo nunca me contó que fueron... Me enteré en el Colegio.
La otra fue el viaje egresados. Él lo había sacrificado para comprar su primer auto un año antes. Era el único del colegio que iba en auto propio. Me buscaba en La Carpa, a veces, y llegábamos juntos. Si pintaba, entrábamos al colegio... Cuando no pintaba a yirar en el 404 hasta que dé.
Entramos juntos a la Universidad y él pinchó en el primer cuatrimestre... La noche le quitaba piernas y, la verdad, no lo veía encerrado entre cuatro paredes estudiando. Yo me puse el traje de serio, pero tampoco terminé a pesar que la estiré bastante..
Comenzamos a separarnos. la puta frase del Loco Montenegro se cumplía... "La vida te pone en el lugar que te corresponde" Y en ese lugar ya no concordábamos. Hasta laburamos juntos, pero la responsabilidad y la velocidad no se llevan muy bien... Compramos un Citroen a medias pero los números no cerraban. Vendíamos papas fritas y casas prefabricadas. Rara diversidad no? Fracasamos de una.
Entramos y salimos en nuestras vidas muchas veces. Ya de grandes nos reencontramos. Su vida ya le había acertado varios ganchos en el hígado, pero seguía. Su estado físico ya era girones. La noche tiene más aguante y le iba ganando en las tarjetas. En el último round y, con la espalda contra las sogas, esperó el conteo final.
Jamás comió vidrio. De loco tenía todo pero jamás le encajaron un chaleco de fuerza. Los enfermeros no hubieran podido. Se hubieran sentado a su mesa a reir y a compartir un trago.
Se fue mi compinche, mi amigo de una etapa gloriosa. El que, todos muchas veces quisimos ser. Para que se nos cuelguen las minas. Para manejar como un crack. Para hacer reir. Para ser el centro. Para fumar gratis. Para venderle una heladera a un esquimal...
Se fue Miky López... un pedazo mio también se fue...
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