28 de agosto de 2008

Atrapado... sin salida?


Atlético no le encuentra la vuelta a la identidad que busca. Le ganó a Tiro Federal 2-1, pero terminó ronco de pedir la hora y casi colgado al travesaño.

El 3-4-2-1 que dejó Solari grabado en el cerebro de los hinchas ha llegado a su fin. Rivoira no pudo usufructuar el esquema y tras las derrotas similares que Atlético sufrió en sus dos salidas fuera de la provincia el técnico se convenció que había que realizar cambios.

El partido ante Tiro Federal fue usado como banco de pruebas. Cuatro en el fondo, tres en el medio, un enganche y dos puntas fue el dibujo elegido por el "Chulo" para tratar de empezar a torcer la historia.

Algo cambió. No le hicieron goles con jugadas con pelota detenida y convirtió su primer gol con una acción similar. El medio se movió raro. La estructura anterior (cuatro hombres en el sector) determinaba cercanía a la hora de contener al rival. Ahora, a los que ocupan esa posición, les queda más campo por cubrir y la tarea de marca se ha dificultado.

El fondo también sintió la mutación. Dos centrales expeditivos y duros ha determinado que los volantes como Erroz (un organizador) y Sarría (un creador) se junten menos con la pelota. Páez y Azconzábal intimidaron, pero de salir jugando, ni por asomo. Cada vez que pudieron hicieron viajar el balón hacia campo contrario. Erroz y Sarría la vieron pasar por encima de sus cabezas toda la noche.

El otro cambio que se siente es la ausencia de un socio para Sarría. (Hernández, volveeee) Parece que Lujambio puede dar una mano en ese aspecto pero el "yorugua", vino para hacer goles y no es bueno tenerlo lejos del arco. Todo el peso de la generación de juego se ha depositado en los pies del cordobés.

A los 11' Atlético ya ganaba y dos minutos más tarde Sarría, de cabeza, la hacía rebotar contra un caño. Parecía que la cosa se encaminaba. Pero no... sólo fue impresión. Tiro le discutió el juego con poco y estuvo ahí del empate. El "héroe" Ischuk aguantó los trapos cuando se venía la noche.

En el segundo y cuando mejor jugaban los rosarinos, Sarría le sacó brillo a su chapa de goleador y anotó el segundo. Parecía que todo se encaminaba. Pero no... sólo fue impresión. Con mucha verguenza y con el retroceso de Atlético el equipo del "Chaucha" Bianco se adueñó del trámite. Descontó con un golazo de Rossi y el tembladeral se generalizó.

Ya Montiglio (buena actuación como lateral) no fue más a buscar y el técnico Rivoira pedía que nadie pase la mitad de la cancha. Si en el primero los centrales de Atlético la revoleaban para arriba, ahora ni te cuento. La línea de volantes era un cuadro y no la tenían nunca. Alguien la salvó sobre la línea cuando los hinchas encendían la noche con bengalas, dibujando una ¿fiesta?.

Sabemos que el fútbol argentino es una picadora de técnicos. Sabemos que si los resultados no son positivos, los conductores deben armar su valijas para tomarse el buque. Quiero creer que Héctor Rivoira todavía no le encontró la vuelta a los apellidos de su plantilla y que la manera de jugar tiene que ver con ello y no la continuidad laboral.

No hay comentarios: