25 de mayo de 2008

Sunchales "la linda" - El regreso















Arcabus en la plaza principal de Sunchales

Segunda vez que la visito. Las dos por laburo y ahora está mejor. La limpieza, la sencillez de su gente y el orden hacen que esta ciudad me maraville.

En el 2000 anduve por aquí con el "Popy" Diaz Romero. Perseguíamos al Belgrano Cultural y Deportivo por todo el país cuando jugaba en la Liga Nacional de Básquet. Desde aquella vez siempre dije que iba a volver, porque pensé que el básquet tucumano se iba a quedar en la elite. Pero bueno la realidad tucumana de ese deporte le dio una cachetada a mi ilusión y por eso pasaron ocho años.
Si bien Atlético y su realidad me hubieran permitido el retorno, porque ya lleva con este cinco partidos en esa ciudad, no estuve laburando como periodista profesional en ese lapso. Una cosa más para agradecerle al "Rusito" Albertinsky y a Luis Marangone.
El que conozca Sunchales me dirá que lo mio es una estupidez. No es la gran urbe, no tiene muchos habitantes, no tiene adrenalina, pero algo tiene.
Llegamos como a las cinco de la mañana con el "rusito", "Pinino" Alú de El Siglo y "Fabián" otro relator de LV12.
Una flaca larga también se bajó del bondi en la entrada de la ciudad (los colectivos no entran hasta la terminal) y el remisero, que después de un largo abrazo con la susodicha, nos encara: "muchachos, van a necesitar remis? yo soy remisero pero vine a buscar a una amiga, si quieren les pido uno por radio para que no gasten en llamadas". "Dale, gracias" dijo uno de nosotros. Su gente, solidaria como siempre.
El mismo albergue que conocí con "Popy", una habitacion pequeña para cuatro, una cucheta y dos camas individuales. "Hay que estirar las piernas y descansar la espalda" dijo "Pinino". "Si hubiera venido solo no gasto en hotel, hubiera andado deambulando por la ciudad, tengo experiencia en eso" dice el "Rusito", pero es el primero en roncar.
No me siento bien. Mi estómago y la presión me tuvieron a mal traer toda la jornada. Me duermo hasta la 8,30 pensando si voy a poder comer medialunas de grasa con el desayuno.
A las 9,30 partimos rumbo al bar de frente de la plaza. Ni una bolsa de basura en la puerta de las casas bajas, ni un papel en el suelo, tampoco hojas sin barrer en la plaza principal. Café con leche y medialunas de grasa mientras que los tempraneros hinchas de Atlético se ocupan de colorear con celeste y blanco cada espacio público a su alcance.
Gestiones en la terminal para el viaje de regreso y espera para morfar en lo de "Goldsilver", el dueño del comedor es idéntico al padre de oaki, el de hijitus.
Salame y queso de entrada (que no disfruté... mi puto estómago), gaseosas, platos diversos y postres. Treinta mangos por pera y a alzar los bártulos para rumbear a la cancha.
A pie por la avenida en plena siesta. Negocios y casas cerradas. Imagino largas sobremesas. Motos estacionadas en la vereda y tranquilidad de pueblo chico.
Unión de Sunchales es, como club, un reflejo de la gente que habita esta ciudad. Amabilidad en la atención, limpieza por donde se mire. Un ejemplo: ya en la cabina la gente de prensa del club pasa ofreciendo café. "Uno, para mi compañero, yo gracias" digo. "Mi puto estómago", pienso. ¿Y matecito, tal vez?, dice el tipo con una sonrisa. "Hecho", contesto. A los diez minutos un kit de mate completo y me parece que el gracias que dí sonaba a poco. En realidad aquel "gracias" fue poco, en el entretiempo llegó más agua y mas yerba, mientras me banco la cargada del "Rusito" que, al aire, me encana porque dice que le mezquino el verde brebaje.
Final del laburo y regreso a gamba. Las mismas motos que vimos a la siesta están en el mismo lugar de la vereda.
Merienda frugal en un bar rodeados de apellidos famosos del básquet, el "Sepo" Ginóbili, el "Bebo" Cerutti, Martín Muller, todos del Libertad campeón. Al mediodía nos habíamos cruzado en el comedor con el "Gringo" Pelussi y Robert Battle, mete miedo ese negro. Ese es el otro atractivo de esta ciudad: el básquet, el mejor deporte del mundo.
Recogemos las cosas del residencial y alzamos el mono rumbo al playón donde para el bondi a la salida de la ciudad. Remis, parrilla de cena, te de boldo (mi puto estómago) y a esperar el bondi que nos traerá a Tucumán.
Me siento y le aventajo la ventanilla al "Rusito", mi boleto indicaba pasillo. Miro la entrada a Sunchales y hago fuerza para que Libertad sea el finalista que enfrente a Atlético. Si eso ocurre, volveré dentro de poco.

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