17 de marzo de 2008

800 km - El baile y el hincha provocador










Foto Diario La Gaceta

Porque eso fue. En su primer triunfo del año fuera del Monumental Atlético lo pasó por arriba a Juventud Antoniana en el Padre Martiarena con un 4 a 1 que marcó la diferencia de juego y de jerarquía entre uno y otro.

El hincha de Juventud se sentó en la fila de pupitres ubicada abajo de la nuestra en el palco de periodista del Estadio Padre Martiarena.
Fue en el entretiempo y, de una, desplegó la edición del diario La Gaceta que reflejaba el triunfo salteño en el Monumental en el último enfrentamiento entre ambos. Giró la cabeza y nos miró al "Ruso" Albertinsky y a mí, "no vaya a ser que pase lo mismo hoy", dijo cuando se le dibujaba una sonrisa.
La actitud provocadora e imprudente pareció una premonición cuando el petiso Navarro metió el cabezazo de pique al suelo que se escurrió entre las piernas a Lucas Ischuck y que significó el empate transitorio de Juventud.
Atlético se había retirado al descanso con un 1 a 0 a favor que reflejaba el dominio de uno sobre otro. El conjunto tucumano, gracias a su línea de medios y a la libertad que tuvieron Sarría y Hernández se adueñaron del trámite. Extrañamente los salteños se pararon, en el primer segmento, para la contra ocupando campo pero sin tomar a los hombres importantes de los visitantes. A los '33 Erroz metió una pelota desde 40 metros para el pique de Sarría, que definó magistralmente.
Aquel hincha ni se imaginó lo que se venía en la segunda etapa. Los tucumanos asimilaron el golpe del empate y, cuando acomodaron la carga y pudieron controlar la pelota bajo la suela, se vino el aluvión, futbolístico primero y eficaz porque se reflejó en la red, después.
Desborde de Montiglio y centro al segundo palo, Longo que se sostiene en el aire y con un frentazo infla las piolas para marcar el segundo.
El relato del "Ruso" estirando la "o" del gol le taladra los tímpanos al hincha de juventud que hunde su cabeza en la camiseta de su club.
Navarro sigue complicando a Atlético por izquierda, pero el peligro es ínfimo. Sus compañeros sintonizan otra frecuencia futbolística y la producción del volante ofensivo cae en saco roto.
Para colmo en cada contra Atlético la tiene servida. En una de las tantas Longo cruza un centro al segundo palo que cae en la cabeza de Sarría y el negro (sombra idem de los salteños con 11 goles en ocho juegos) convierte el tercero. El relato de mi amigo repiquetea en el cerebro del hincha que ya no provoca ni gira la cabeza.
Dos minutos más tarde el tipo debe haber deseado que la tierra se lo trague. Hernández dibujó por el carril izquierdo en una de las tanta contras y después del último enganche clavó una bomba en el segundo palo. Otra vez la "o" del relato que se estira hasta que el "Ruso" se queda sin aire casi como una represalia.
El partido ya no tenía sentido. Atlético tocaba con el pie peinando el acelerador pero sin cargar al rival completando una actuación memorable y consiguiendo su primer triunfo del año en carácter de visitante.
Yo debía alzar el mono rápido porque tenía que pegar la vuelta al toque y el "Ruso" me tiró una soga haciendo que mi comentario de cierre se produjera apenas el árbitro pitó el final. Lo hice rápido, agradecí porque el equipo periodístico de la Net tucumana de Radio La Red me hizo sentir más periodista por '90 minutos y me despedí.
Miré hacia la fila de pupitres donde estaba el hincha de Juventud. El tipo se había tomado el raje, seguro que con el diario bajo el brazo.

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