Tengo 56 y Diego ha entrado y salido de mi vida como del resto de la población. Algunos se creen con derechos adquiridos para opinar sobre su vida. Yo, en cambio, disfruto de su existencia.
El tipo se llama Gheorge Hagi. Rumano, crack que cuando jugaba en Europa le llamaban el "Maradona de Los Cárpatos". Era un zurdo finísmo, veloz y de gran pegada. Lo sufrimos en el Mundial '94 luego del affaire Diego-efedrina. En una entrevista relacionado al amistoso de mañana afirmó que fue un honor que le pusieran aquel apodo y expresó su eterna admiración por el 10.
En esa oportunidad, el pueblo bancó al 10 en un brote de argentinismo mesiánico y se la agarró contra el madamás de AFA, la FIFA y la enfermera gorda que lo llevó de la mano al cadalso. Hubo marchas en todo el país y la frase "me cortaron las piernas" aflojó los lagrimales del país. Cuanta agua circuló bajo el puente...
Si bien Diego tuvo algo que ver con el cine, olvidables filmes por cierto, nunca hubiera imaginado que su nombre surgiría en la entrega de los últimos premios Oscar. Paolo Sorrentino el director del filme La Grande Belleza, galardonado con la estatuilla a la mejor película de habla no inglesa, se acordó en semejante momento de los inspiradores que lo influyeron, Fellini, Scorsese y... Maradona.
Sorrentino nacido en Nápoles en el '70 había vivido la gloriosa época del Nápoli campeón de los '80, única vez en la historia que su equipo arrodilló a los clubes del opulento norte italiano, de la mano del mejor jugador de todos los tiempos. Aquella magia de Diego fue fuente de inspiración en su trabajo de director de cine.
Estos dos ejemplos, ponen negro sobre blanco sobre lo que significa Diego Maradona para el mundo. Ni el director italiano, ni el crack rumano se acordaron de ningunos de los aspectos de la vida privada de él. Ni de sus novias, ni de sus hijos, ni de su padre, ni de su madre. Tampoco de sus adicciones y de sus caídas. Menos de sus discursos y de sus declaraciones...
Basta que cualquier argentino lea algo, escuche algo o vea algo de Diego para que automáticamente se acuerde de lo privado, de lo que ocurre puertas adentro de su hogar. Los argentinos están convencidos que pueden meterse en la vida de sus ídolos, sólo por el hecho que poseen esa virtud... la de ser ídolos.
Hace unos días el Grupo Clarín salió a matarlo porque el 10 cerró un contrato con la cadena Telesur para cubrir para los venezolanos, junto a Víctor Hugo Morales, el Mundial 2014. El grupo y sus socios no iban a dejar pasar la oportunidad de la alianza con enemigo Víctor Hugo y con la "dictadura" venezolana como le gusta calificar al gobierno de Nicolás Maduro.
Cuando el Diego jugaba el grupo se cansó de llenar horas de radio y televisión con el apellido Maradona y no le alcanzaban la tinta y el papel para dejar estampadas las andanzas futboleras del jugador. O sea que ganaron dinero. Maradona vendía a lo loco y lo exprimieron
Es más, algunos oscuros seres apellidados, Ventura, Rial, Feinman y otros tan oscuros como ellos pero escudados en el anonimato de una mesa de café, conversación de colectivo, etc. despotrican contra Maradona porque anduvo por el mundo dejando hijos... Digo yo, que carajo les importa este hecho? O acaso todos los oscuros famosos y los no tan famosos no tienen ningún muerto en el placard?
El viejo Perón sabía decir que "para un peronista no hay nada mejor que otro peronista". Esa frase mutó en "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino"... siempre y cuando no se llame Maradona
No hay comentarios:
Publicar un comentario