ANALISIS Y OPINION DESDE FUERA DEL SISTEMA SOBRE TEMAS DEPORTIVOS Y OTRAS YERBAS
30 de diciembre de 2012
Doce meses
Se va uno más. El 2012 es un año más y uno menos de vida. Estoy mejor que a esta altura del 2011. El agua que corrió por debajo el puente hizo lo suyo.
En lo personal estoy mejor. En lo familiar joya. En lo laboral igual. Intenté volver al periodismo porque me incaron para hacerlo. Pero no duré mucho. Tenía ganas, pero la mediocridad reinante de los medios me puso de espaldas y me contaron tres y se acabó...Las ganas sólo eran mías y de los pibes que acompañaban, el resto solo canto de sirenas.
El periodismo profesional solo existe en La Gaceta. Los que hacen el oficio fuera de ese medio gráfico son deglutidos por el sistema que tiene como axioma "laburá que ya veo como te pago... o meté un avisito". Unos navegan en ese barro con alguna dignidad, los otros solo quieren llevar un mango a casa. Cada cual sobrevive como puede, flotando en sus principios o chapotenado en sus traiciones. Que le vamos a hacer...
Haciendo un recorrida apresurada sobre el deporte algunos apellidos amarrocaron elogios a rolete. Maravilla Martinez, Crismanich, Messi, son el top tree. Maravilla es tan hábil con las manos como con el marketing. Crismanich hizo que todo el mundo hable de artes marciales como si estuviéramos en Oriente. Messi ta loco.
En fobal, la selección terminó mejor de lo que empezó. En Primera ta bueno que los que laburan formando jugadores ganen. Lo de Velez es para copiar, pero pocos lo hacen. Boca y River son noticia, pero no se muy bien porqué, más allá de que la banda haya ganado el Nacional B. En fútbol son más noticia los que hacen vender más diarios que los que juegan.
Capítulo apartadísimo para Miguel Cantero, el presi de Independiente. Un quijote solitario en medio de la mierda del fútbol peleando bajo la lluvia. Dirigentes que lo apoyan desde la retórica, policías que temen por sus curros y políticos que no se encolumnan en su lucha porque necesitan de los chicos malos a los que Cantero combate.
En Tucumán, lo de siempre. En el fútbol de la Liga la violencia se cargó al juego mismo y hasta muertos hubo. Lastenia se calzó la corona por primera vez y allí también ganó la violencia. San Martín hizo doler los ojos y Atlético se fue en promesas. Los de Ciudadela trajeron una veintena de jugadores y el técnico fue mejor buscando excusas que haciendo jugar.
Atlético trajo apellidos y prometió más de lo que pudo dar. El técnico tiene un gusto futbolero que le permitió mantenerse en el cargo a pesar que su equipo no terminó de armarse. Otra vez pifia de delanteros y San Pulga salvó la ropa varias veces.
En el básquet, más de lo de siempre. la mediocridad absoluta. La Liga se aleja cada vez más de Tucumán y la brecha insumirá mucho tiempo para achicarse. Es doloroso que nadie aprenda. Es doloroso ver el panorama. Dirigentes que no cambian nada. Jugadores que envejecen. Jueces impresentables, salvo honrosísimas excepciones, Sebastían Gauna, por ejemplo.
Si da, hasta el 31/12 escribo de los 12 meses pero referido a otros temas... Gracias
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14 de diciembre de 2012
Tradiciones... y traiciones
El cierre de la mítica Chacho, disparó la polémica entre los pragmáticos y los melancólicos. Yo miro bajo el agua... y trato de explicarlo.
No fui muchas veces. En realidad, siempre me quedó lejos. Mucho viaje para atragantarse con una completa sin ají. El cierre de Chacho, como el de otros locales gastrónomicos con historia, me hace ruido y me parece una palada de tierra en nuestras costumbres.
Será pretenciosa mi visión?... no lo creo. La pérdida de la tradición es una pérdida de la identidad, de la cultura popular. Y el cierre de distintos lugares a raiz de la modernización o como el de Chacho, por decisión, ha provocado que lugares comunes a muchos pasen al olvido llevándose puestos a sus parroquianos.
Soy un fundamentalista del hamas si me hablan de tradición y cultura popular. Jamás entraré a Il Postino de Junín y San Martín, por ejemplo. Esa esquina fue y será siempre la esquina de La Cosechera. Jamás iré a comer al restaurant que se erige donde reinó El Molino, bar, billares y salón de té.
Tampoco nunca me sentaré en Il Postino de Córdoba y 25 de Mayo. El Bar Central será irremplazable en mi memoria y esa seguirá siendo "su" esquina. Nada reemplazará a la pizza de Legui en uno de los pasillos del Mercado del Norte, a media mañana, de dorapa y con una Mirinda Manzana.
Hoy hacen pizza con ¿rúcula? Mi Dios... Quien carajo inventó eso? Que una mujer pida una cosa así se entiende. Que un varón se "peche" una porción con rúcula, tiene la transferencia al equipo de Ricardo Fort en el bolsillo. No me jodan. Comer eso no es de varoncito y mucho menos de tucumano...
Me causa mucho pesar que el wook de pollo y vegetales gane espacio. Me molesta que la tarta de pollo y puerros se convierta en un plato habitual. Me enerva los lugares donde se fabrican "emparedados" con salami y pepinillos rodeados de un extraño pan con semillas de ... ¿sesamo?
Que carajo es esto? Cómo alguien que se crió con la cultura de Los Eléctricos, Brizuela o Cuni, claudique hoy empujándose una hamburguesa con apellido extranjero. ¿Que tiene que ver eso con el tucumano básico?
Nosotros, los más grandes, tenemos mucho de culpa. No transmitimos la tradición por la frecuencia apropiada. No le comimos la cabeza a los que venían con los argumentos correctos. Dejamos que nos invadan. No reaccionamos.
Pero, todavía, estamos a tiempo. Es cuestión de intentar que lo que nos identificaba no desaparezaca junto con nuestra humanidad. Alguien debe tomar la posta y reflotar las cosas que nos hicieron felices.
No fui muchas veces. En realidad, siempre me quedó lejos. Mucho viaje para atragantarse con una completa sin ají. El cierre de Chacho, como el de otros locales gastrónomicos con historia, me hace ruido y me parece una palada de tierra en nuestras costumbres.
Será pretenciosa mi visión?... no lo creo. La pérdida de la tradición es una pérdida de la identidad, de la cultura popular. Y el cierre de distintos lugares a raiz de la modernización o como el de Chacho, por decisión, ha provocado que lugares comunes a muchos pasen al olvido llevándose puestos a sus parroquianos.
Soy un fundamentalista del hamas si me hablan de tradición y cultura popular. Jamás entraré a Il Postino de Junín y San Martín, por ejemplo. Esa esquina fue y será siempre la esquina de La Cosechera. Jamás iré a comer al restaurant que se erige donde reinó El Molino, bar, billares y salón de té.
Tampoco nunca me sentaré en Il Postino de Córdoba y 25 de Mayo. El Bar Central será irremplazable en mi memoria y esa seguirá siendo "su" esquina. Nada reemplazará a la pizza de Legui en uno de los pasillos del Mercado del Norte, a media mañana, de dorapa y con una Mirinda Manzana.
Hoy hacen pizza con ¿rúcula? Mi Dios... Quien carajo inventó eso? Que una mujer pida una cosa así se entiende. Que un varón se "peche" una porción con rúcula, tiene la transferencia al equipo de Ricardo Fort en el bolsillo. No me jodan. Comer eso no es de varoncito y mucho menos de tucumano...
Me causa mucho pesar que el wook de pollo y vegetales gane espacio. Me molesta que la tarta de pollo y puerros se convierta en un plato habitual. Me enerva los lugares donde se fabrican "emparedados" con salami y pepinillos rodeados de un extraño pan con semillas de ... ¿sesamo?
Que carajo es esto? Cómo alguien que se crió con la cultura de Los Eléctricos, Brizuela o Cuni, claudique hoy empujándose una hamburguesa con apellido extranjero. ¿Que tiene que ver eso con el tucumano básico?
Nosotros, los más grandes, tenemos mucho de culpa. No transmitimos la tradición por la frecuencia apropiada. No le comimos la cabeza a los que venían con los argumentos correctos. Dejamos que nos invadan. No reaccionamos.
Pero, todavía, estamos a tiempo. Es cuestión de intentar que lo que nos identificaba no desaparezaca junto con nuestra humanidad. Alguien debe tomar la posta y reflotar las cosas que nos hicieron felices.
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