29 de diciembre de 2008

Lo que queda, lo que queda...


Atlético terminó el 2008 lleno de esperanzas, San Martín temblando y haciendo numeros, calculadora mediante.

El primer semestre del año se llevó lo mejor de los dos grandes de la provincia. San Martín hizo de la regularidad su mejor virtud y, en un campeonato mediocre como el Nacional B 2007/2008, se escapó y con la fusta bajo el brazo regresó a Primera División.

Atlético, por su parte, le sacó brillo a su plantilla de jerarquía y se quedó con el título del Argentino "A", logro que le permitió regresar al Nacional B. Si bien sufrió en la final frente a Racing de Córdoba, seguro fue el mejor equipo del certamen. Mucho juego y mucha diferencia entre el conjunto de Barrio Norte y el resto de los competidores.

Los dos optaron por mantener muchos de los nombres con los que lograron los ascensos, incluso San Martín extendió su vínculo con el técnico Carlos Roldán. Atlético, extrañamente, no renovó con el "Indio" Solari en una negociación donde nada quedó claro. Eso le permitió a Rivoira desembocar en tiempo record en Barrio Norte, hecho que ensombreció más la negociación fallida con Solari.

San Martín arrancó con todas las pilas. Motivado, ordenado y con una propuesta exenta de vuelo estético pero con mucho de pragmatismo que le dió chapa de revelación en las primeras doce fechas. En ese lapso le ganó de visitante a Tigre y a River le pasó el trapo en La Ciudadela, cuando los "millo" todavía no eran el desastre que terminaron siendo. Hasta se hablaba de la clasificación a alguna copa.

Carlos Roldán, siempre con los pies sobre la tierra, llamó a la reflexión sin apartarse del objetivo de los 25 puntos tranquilizadores. En la segunda mitad del Apertura el entusiasmo y la motivación decrecieron fruto de la poca cosecha de puntos. La falta de gol y de volumen de juego le hizo perder partidos que en el trámite los mostraba como dominadores.

El Clausura los verá con el aditamento de la presión que nace de la necesidad de sumar para salir de la zona de descenso directo. Le hace falta jerarquía a su plantilla y, por sobre todas las cosas, uno que haga jugar y otro que infle redes. La segunda parte del torneo se puso empinada para el "santo".

Atlético sumó nombres de experiencia que tardaron mucho en ponerse a tiro en lo físico, sumado a las pruebas en la formación inicial, en la disposicón y en la propuesta de Rivoira. El arranque le costó, incluso, perder juegos en 25 y Chile con silbatina como despedida.

Cuando el técnico le encontró la vuelta al dibujo tuvo una rachita joya, pero ojo no sólo de resultados se vive. Tampoco voy a desdecirme de cosas que dije. Al igual que el "santo" el juego "decano" tampoco tuvo un gran vuelo estético y se asentó mucho en la contra (cuando jugó de visitante) y del compromiso por ir cuando le tocó ser local.

Si bien Atlético no fue picapiedra, en muchos momentos del juego caminó por la línea que va de la mezquindad a la timidez cuando su plantilla estaba más para jugar que para cuidar. Sin embargo el plan Rivoira, con el diario del lunes en la calle, parece que fue el correcto porque los resultados obtenidos le dieron seguridad y confianza. Con este panorama no estaría mal intentar algo de espectáculo.

El "santo" arrancó para comérselo a todos y terminó atragantado y pidiendo aire porque se quedó corto de banco. Atlético empezó a los tropezones y cuando ya tenía las rodillas gastadas se dejó de caer seguido. Uno está a tiro de pegar el salto, el otro la deberá remar... y en río crecido.

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