Juventud Unida y Talleres de Tafí Viejo se quedaron con los
títulos del Ascenso y la Primera División del básquet local… Los dos, a su
manera, sonrieron al final de la temporada.
Cada vez que se cruzan en un clásico se sacan los ojos.
Vecinos o amigos se convierten en enemigos deportivos siguiendo a sus colores.
Sin embargo, cada vez que alguno juega algo importante, el otro está presente.
Seguro que el que mira no se sumará al coro del otro. Tal vez no sonría ante
cada doble o cada triple, pero estará presente.
También habrá algún fundamentalista que no pisará el estadio
enemigo. Para ellos sería una traición y, casi con seguridad, disfrutará si el
polvo de la derrota es mordido por el eterno rival, pero también es cierto que
estará pendiente y, eso, ya lo acerca.
Las 24 hs que se extendieron desde el miércoles ganador de
Talleres al jueves del retorno a primera de Juventud tal vez no se analice en su real valor. Al menos no en estos días.
Cuando pase el tiempo se dimensionará como el logro deportivo que esa jornada
tuvo para los taficeños.
Desde su moderada opulencia Talleres se acomodó la corona
del básquet capitalino en los últimos cuatro años y se le animó al Torneo
Federal. Tal vez allí haya una deuda resultadista, pero no se puede soslayar el
esfuerzo de su comunidad por “ser” en el contexto nacional. Se le hace cuesta
arriba y tal vez allí se demuestre la precariedad de la competencia interna…
pero igual va.
De sus filas y de la competencia del Torneo Federal pudo
exportar dos jugadores al TNA y a la “A” de la Liga Nacional y, eso, también lo
diferencia del resto de las instituciones.
No todo es ganar tampoco hay alguien que lo haga siempre, lo que queda,
lo que construye, lo que enorgullece es el esfuerzo. Ganar es maravilloso, pero no es menos digno seguir
intentándolo… Solo queda el paso de trasladar la eficacia de la competencia
local a la nacional… Va a llegar. Un día,
va a llegar.
En la vereda de enfrente está CAJU. Es el pueblo dicen por
Sarmiento y Perú. Desde su moderada carencia la viene peleando. Perdió una
final el año pasado y este año retornó como un grande. Medio Tafí fue a verlo a
Villa Alem y la caravana campeona despertó a los taficeños e hizo levantar porrones a los parroquianos que estiraban el
jueves en la Avenida Alem.
Manejado por una mujer y un puñado de dirigentes. Con el sólo
esponsoreo de algún empresario hincha y con el bolsillo de ese puñado de “locos”
que los conduce, más el compromiso de
una plantilla amateur identificada con
el club, Juventud volvió a ser de
primera. El cuerpo técnico que perdiera la final pasada también asumió el
compromiso y se la jugó.
En medio de esta dura pelea la conducción muñequeó un
incidente político de una supuesta oposición que ni siquiera pisó Alberdi en
las dos finales… Extrañamente los periodistas que participaron en aquella
maniobra tampoco cubrieron el evento… Habrán dejado de ser hinchas, digo.
CAJU, desde su lugar, fue el encargado de abrochar las 24 hs
más felices del básquet taficeño. “La Capital del Básquet”, dice con el pecho
inflado Martín, por Talleres. Lucas, por su parte, con el torso desnudo y
trepado a una moto “amenaza” con el triunfo en el primer clásico del 2014.
Folclore de dos instituciones. Alejadas y cercanas. Tan
alejadas como desde la Saenz Peña hasta la Perú y Sarmiento. Tan cercanas
aunque muchos no quieran reconocerlo…