23 de febrero de 2010

Picacarne


Atlético dice que es de Primera, pero la presión del promedio ya comenzó a calar y el stress por el puntito ya desata iras.

Todo llega. En el fútbol también. La euforia de la cargada al "primohermano" ya mutó a gesto adusto. El fondo de la tabla tiene piso enjabonado y el "deca" no hace pie desde hace rato. Cada esfuerzo termina en resbalón y cada resbalón en un error no forzado... o no tanto.

No gana desde que arrancó el Clausura y la bonanza del final del Apertura fue efímera. "Chiche" Sosa, por primera vez, escuchó a espaldas de su banco el murmullo crítico porque el resultado no acompaña. El ingreso de Musto y Gigliotti disparó más el malestar.

La gente mira el juego desde la pasión y todos hablaron de la mezquindad de los cambios, pero para atacar hay que tener la pelota y el dueño de ella era Ortigoza. Musto podía ayudar a que el volante de Argentinos empezara a compartir la posesión.

Todo el mundo pedía al limitado Fabio Escobar como si fuera Rud Gullit. El paraguayo es otro de los iluminados de este deporte. A pesar de las dudosas virtudes que posee hace goles y ese hecho lo posiciona como un hombre a tener en cuenta. El día que se le apague la luz de la fortuna no se dónde irá a parar. En medio de este "drama" deportivo hasta se la agarraron con el Pulga Rodríguez, ídolo si los hay.

A Chiche no le gustó que lo cuestionaran y dicen que hasta amagó subirse a un bondi y pegar la vuelta a sus pagos. Pero este deporte es materia opinable para cualquiera hasta para aquellos que la pasión los obnubila. Y en eso de opinar creo que Vargas, el otro paraguayo, no es más que Montiglio, Drocco, Musto, Erroz, Longo y que Granero, pedido a gritos por los hinchas y borrado impunemente por el técnico.

El refuerzo guaraní jugó en todos los puestos de la media cancha y no hizo diferencia como para seguir siendo el titular por encima de los apellidos del párrafo anterior. Pero bueno, yo no soy el técnico y no decido. No trabajo en la semana con ninguno de ellos y no sé si el día del partido alguno de ellos tiene dolor de muela, o ataque de caspa o cualquier otro mal que no le permita jugar antes que el paraguayo.

Todas estas disquiciones, mías y de los hinchas, quedarán en la nada cuando Atlético comience a ganar. Esos triunfos le darán el aire necesario para anudar los cordones de unos zapatos con clavos que le permita escalar desde el fondo enjabonado de la tabla de los descensos.

22 de febrero de 2010

Sudáfrica y el humo


Parece mentira. Faltan cinco meses para que se juegue la Copa del Mundo y de lo único que se habla es de eso. Como si salir campeón o no, nos fuera a cambiar la vida.

La vida no nos va a cambiar, seguro. Gane o pierda la selección, Juegue mal o bien... casi siempre juega feo y si hasta aquí no hemos sucumbido, seguro que ello no va a pasar. El discurso símil catástrofe que propalan los medios no es real y apenas sirve para distraer.

Maradona, como todos los anteriores técnicos, no le encuentra la vuelta al juego y tampoco, hasta aquí, a los nombres de los integrantes. El número de convocados indica incertidumbre más que prueba. Por más que el técnico hable de posibilidades para todos, el mismo ha dicho que ya tiene 16 o 17 nombres seguros.

Tampoco es saludable que el técnico salga a contestarle al primero que opine en contrario a su proyecto. Eso es gastar pólvora... Siempre van existir críticas y si juega como juega, mucho más. Para colmo disputa partidos casi de entrenamiento con rivales de poca monta y que dejan más expuestos errores y desencuentros dentro del campo.

El periodismo deportivo da y tema con que Riquelme es la solución a todos los males. Hace rato que el talentoso volante no es solución en Boca, donde juega más seguido y conoce mucho más a sus compañeros. El periodismo le pide un gesto "patriótico" por el bien del fútbol argentino. Otro error porque el bien de este bendito deporte no pasa porque la camiseta nº 10 de la selección esté o no en la espalda de Riquelme.

Polémicas inútiles, palabras vacías que instalan a la mediocridad de la selección como una cuestión de estado. Es sólo un equipo de fútbol con un derrotero incierto y, que si le encuentra la mano, hasta puede ser campeón del mundo. Sólo con mirar a los nombres que pueden integrarla, pensar en que puede dar la vuelta olímpica no es quimérico.

Si de todos los que van Brasil es el más candidato de todos, pero a los partidos hay que jugarlos como dice el viejo adagio y, en un mundial, hasta el mismísimo Brasil puede perder. Y si ellos, que juegan siempre bien a veces pierden, miren si nosotros no podemos perder.

En serio muchachos, si somos campeones ello no va alterar nuestras vidas y si somos un calambre, tampoco. Es un juego, apenas, para los que nos sentaremos frente a la tele y un negocio enorme, para la FIFA, para los jugadores y para los medios. A los que se reparten la torta no les importa el juego, solo la porción que les toca.

Recuerden, después de cada jornada, gane quien gane y pierda quien pierda igual tenemos que ir al laburo. Esa es nuestra realidad

17 de febrero de 2010

Banquillo


Bussi está otra vez frente a la justicia. Pasó tiempo, pero el tiempo llegó. El horror de los años de plomo que continuará a pesar de que los culpables sean condenados.

El ex-general prepotea... como cuando tenía vida. Como cuando era el dueño... de la vida. Balbucea, se emociona, reivindica, ofende, ataca, justifica. Busca aliados en los aplausos obsecuentes de los integrantes de su desmembrado partido. Pide tiempo para respirar y para que su presión no se dispare.

Parece indefenso detrás de una enfermedad que lo cachetea desde hace años. Silla de rueda que lo traslada, bigotera que le ayuda a respirar y pañuelos descartables que secan sus ojos y su boca que se llena de saliva mientras las ojas de su escrito avanzan una tras de otra. Copa de agua para mojar la boca...

No va a contestar cuando le pregunten. No está en condiciones de hacerlo, dijo. Estrategia y salud formarán un duo para ocultar. Después de leer durante horas justificativos a un accionar cruel era lógico que no la iba a dejar picando para que los que lo acusan le conviertan un gol cuando el ya no puede volar de palo a palo.

Busca, desde su lamentable actualidad, despertar piedad. Virtud, que por otra parte sus acusadores, dicen que no tenía cuando ejercía el poder. Persecusión política, aseguran sus acólitos, que son las razones para que otra vez el hombre duro esté donde se sientan los delincuentes. Bussi, no es desde hace años, un peligro político para nadie.

Serán dias de recuerdos horrorosos, para unos y sentimiento patriótico para otros. Cada una seguirá peleando la guerra que Bussi dice que existió. Unos quieren la verdad y recuperar los cuerpos que el silencio cómplice oculta con la misma eficacia que la tierra que los cubre. Otros quieren que se los reconozca como integrantes de una gesta épica y salvadora.

Estos últimos son los que están, otra vez, en el banquillo.

12 de febrero de 2010

El paraíso ( ahí estuve)



Recién recupero mi compu. Por eso tardé un mes y días en contar de mis vacaciones. Descansé, cociné, comí a lo loco y conocí gente y lugares... siete días felices.

Córdoba me gusta y a la familia también. Fuimos los cuatro y eso estuvo bueno. Me aventuré a manejar, pero la aventura fue efímera. Mi hijo Claudio se convirtió en un fundamentalista del volante y no me dejó ni que abriera la puerta del tutú. Igual joya... sumó para que el descanso sea tal.

Le apuntamos a La Falda y "José Suerte" contribuyó para la elección del alojamiento. Desde la web, el hotel parecía como mucho... "careta" dijo Agostina, pero ni ahí. Chico, fuera del casco céntrico, en un cerro, de frente al lago, pileta, asador (fundamental), silencio, paz y atención joya. Staufen Club Hotel, se llama y, si les cabe, no se lo pierdan

Gastón, el dueño, parece Mascherano... está en todos lados y te la hace fácil. Se preocupa por "su gente" y aconseja sitios para visitar y morfar. Encima, el precio. Menos de 100 por pera con desayuno. Limpieza y orden, sencillo y familiero. Ayudados, además, porque coincidimos con un grupo de pasajeros, casi como uno.

Las dos "paparulas" Chiara y Camila se ocuparon de despertar ternura y sonrisas en dosis similares. Lo contrario a su mamá, Cynthia, quién casi no hizo ruido durante toda nuestra estadía. Pablo, el papá, llegó más tarde y lo consideré un tipo oportuno: arribó el día antes a que nos morfemos empanadas tucumanas "fréidas" en grasa producidas por mis propias manos.

Agostina me vendió como el mejor empanadero del mundo y Gastón dijo que quería probarlas. Le dije que si a Mascherano y ligaron todos los pasajeros. El carnicero que me vendió el matambre también consiguió su docena. Los porteñísimos e hipergallinas Carlos y Silvia y sus dos hijos también se prendieron. La sobremesa se estiró hasta bien entrada la tarde.

La estadía también estuvo marcada por tres asados en familia, algunos, y con más compañía los otros. Dormí mucho y por lo tanto descansé. Siempre dije que iba a hacer 600 kilómetros para dormir buscando achicar el stress de un pésimo 2009. Lo logré pero también hice cosas que me divirtieron, conocí gente y lugares y gasté guita (no mucha) con gusto.

Tardes de pileta estiradas hasta la puesta del sol que derivaba en la inexorable mateada. Sol y brisa que ayudaron al bronceado (ennegrecido en mi caso, ya que mi bronceado es de nacimiento). Noches estrelladas, paseos por la villa, visitas a pueblos vecinos y la Cascada de Olaen. Joyitas que ayudan a arrancar un nuevo año.

Gracias Staufen... Gracias Mascherano. Seguro que nos vamos a volver a ver.