29 de noviembre de 2008

Peligro, inspectores


Se acercan las fiestas de fin de año y la patota municipal extrema el celo a la hora de controlar automovilistas, motociclistas y taxistas. Cuando los vea, raje.

Cada año y cuando comienza el acopio de pollos, lechones, sidra, turrones y todo tipo de elementos que aumentan nuestra masa corporea, los municipales se ponen como locos. Entonces cada moto que transita por la ciudad es una pieza de caza para los muchachos de camisas celeste y pantalones gris que amontonan vehículos de dos ruedas arriba de los camiones.

No se entiende demasiado que chip se le activa a estos servidores públicos que se esconden en las inclementes siestas tucumanas cerca de las esquinas críticas para sancionar y/o multar a aquellos que eligen girar a la izquierda donde no se debe o pasar un semáforo en rojo.

Pero ojo, no están para prevenir un accidente o para impedir que los automovilistas y/o motociclistas no hagan lo que no deben, si para sancionarlos cuando lo hacen. Es decir, no importan si en esas esquinas críticas hay accidentes que se cobren vidas o heridos. Lo único que importa es recaudar, para la corona o el bolsillo.

Es verdad, también, que el verdadero culpable es el infractor y que no es que manejamos mal sino que nos pasamos de vivos. Pero también es verdad que los organismos de control deben participar de la prevención y no ejercer el poder de policía sólo cuando la infracción ya fue cometida. Pero la política sancionatoria es institucional desde siempre y está destinada a recaudar para la corona o el bolsillo, porque algunos se pasan de vivos.

No faltará el que se enscandalice ante mis acusaciones hacia los coimeros de siempre y me pedirá que presente pruebas y que haga denuncias en la justicia. Como si se entregaran recibos cada vez que se produce un cohecho. A esos les pido que expliquen porqué las motos y/o autos que son secuestrados en los operativos en el fin de semana, los lunes ya no están en el corralón.

Eso lleva a una conclusión, la coima es institucional, entonces. Si cada vez que uno de los agentes de tránsito se encuentra en problemas aparece algún jefe para defenderlos. Esos jefes no se enteran qué ocurre con su tropa en los fines de semana o en las siestas tucumanas en Santa Fe al 800 o Avenida Sarmiento al 800?

Si no lo saben deberían renunciar o, en todo caso, entregar a los corruptos que permiten que infractores cuasi asesinos se salven de la multa con 50 mangos y los dejan ir para que en otro semáforo se lleven puesto a un peatón. El intendente Amaya sabe del recrudecimiento de estas prácticas para fin de año o andan cortando la cinta de alguna calle repavimentada?

Vuelvo a los mismo. Los que manejamos somos los primeros responsables, pero si los que tienen que prevenir se preocupan sólo por recaudar por la corona o sus bolsillos haciendo su diciembre feliz, estamos fritos.

26 de noviembre de 2008

San Martín y el capital


El técnico Carlos Roldán criticó al establishment porque su equipo fue robado en su propia casa. Todo se centró el árbitro Maglio, pero del juego se habló poco y nada.

Y allí está la clave. Es verdad que los poderosos del fútbol manejan este negocio y aunque no hay pruebas de ello es vox populi que Boca y los más grandes están un par de escalones más arriba, en privilegios, en juego y en bolsillo.

San Martín, otra vez está chocando con la dura realidad (ya le pasó en sus otras dos incursiones por la Primera División) que es un equipo chico y que, como tal, no goza de determinados privilegios y que su bolsillo le alcanzó pal' sanguche y la coca a la hora de armar un equipo.

Potenciado porque llegó a la élite del fobal argentino con poca plantilla propia, sin vender a nadie para ayudar a su tesorería y dependiendo del profundo bolsillo de la gerenciadora y de su presidente (casi lo mismo). No tiró la casa por la ventana con los nombres y, desde el funcionamiento alcanzado en el Nacional B, el "santo" intentó armar su cabeza de playa para enfrentar el duro compromiso.

En el arranque y con el entusiasmo lógico pellizcó puntos y hasta algunos medios hablaron de la sorpresa tucumana. Hasta ahora nadie lo vapuleó en la red y en varios de los partidos perdidos al menos mereció un empate. Es un mérito.

Por más que haga lo que tiene que hacer, su juego aburre y no entiendo porqué no se la jugó con más delanteros. La soledad de Vega es alarmante, agravado porque Turdó está roto por todos lados. Además el volúmen de juego a disminuido en concordancia con el bajón del "Pato" Pérez y de Ramiro Leone, por ejemplo. Tampoco entiendo porqué San Martín juga con una línea de tres lenta, demasiado lenta.

El domingo pasado la "chapa" de Boca se llevó los tres puntos porque primero, el "santo" los respetó demasiado. Segundo porque el visitante contó con la inestimable (o estimable) colaboración del árbitro Maglio y tercero porque San Martín en los últimos metros de su ataque insinúa más de lo que asusta.

Es verdad que no tiene mucho más en los apellidos de recambio y allí se nota la distancia con el capitalismo (Roldán dixit), porque a la hora de torcer el rumbo cuando el técnico manotea el banco no vienen desde allí, muchas soluciones.

Sabemos que la misión es mantener la categoría y que los esfuerzos están destinados a conseguir ese "campeonato" pero, como va la cosa, el camino se ha empinado demasiado aunque todavía quede mucho por jugar.



Bonus track I: Es alarmante la cantidad de gente que se quedó afuera con la entrada en la mano. Allí se escucharon protestas contra la dirigencia del club porque la gran mayoría de los que no pudieron entrar afirmaron que a las entradas las habían comprado en los puestos oficiales de venta. Desde el club afirmaron que hubo entradas falsas. Lo que no se entiende es cómo no se hizo una denuncia.

Bonus track II: De una vez por todas los hinchas de Boca entenderán que a Boca institución no les interesa el fanatismo de los boquenses tucumanos. Sus jugadores se escondieron de los hinchas y no firmaron un sólo autógrafo y tampoco atendieron a la prensa local. Es un buen escarmiento para todos los que se sientan en los bares los domingos a ver a un equipo que no es "su" equipo.

25 de noviembre de 2008

La "tragedia" nacional


La mediocridad que nos aqueja quedó reflejada post Copa Davis. Otra vez el deporte nos hace "infelices" y lo medios fogonean el mal momento deportivo.

Es eso y nada más. Apenas un mal momento deportivo. Nadie va a morirse porque los gallegos se hayan llevado la ensaladera de la davis. Es más... a cuantos argentinos les interesaba realmente esta copetencia?

La "necesidad" fue inculcada por los medios. A ningún hincha de Atlético o San Martín, por ejemplo, les debe haber importado la final del torneo más allá de la hora del almuerzo dominguero. Los "cirujas", no veían las horas de partir hacia La Ciudadela para ver a su equipo frente a Boca. A los de Atlético, por su parte, lo único que le interesaba de Mar del Plata era la presentación del "deca" frente a Aldosivi, 24 horas después.

Desde mi costado de simple observador (mi conocimiento de ese deporte no es todo lo amplio que se necesita) me parece que se escapó la tortuga. Que algunos tomaron decisiones equivocadas y que el público se comportó mal, pero no mucho más que en finales anteriores disputadas en otros países. El público local siempre presiona.

Se escapó la tortuga porque a lo largo del mandato Mancini no se consolidó una pareja de dobles (uno de los pocos errores del capitán) y que para esta oportunidad fue un punto clave. Entre los que tomaron decisiones equivocadas están Del Potro que fue a Shangai a jugar el Master y llegó todo estropeado a Mar del Plata. Ahora... ¿como se hace pa' decirle a un pibe de 20 años que no vaya a su primer torneo de maestros? El tipo fue y así le fue en la Davis.

Otro que tomó una decisión equivocada fue Nalbandián. No a la hora de jugar sino a la de contestar preguntas en la conferencia de prensa. Un desatino que el pedido de disculpas posterior sonó más a oportunismo que a arrepentimiento y casi nadie se lo creyó. Si hasta adquirió una pose de vedetonga de TV al no contestar las preguntas que el realizaron en inglés.

Dejo para el final a la prensa, ámbito en el cual el único que volvió a mostrar capacidad, conocimiento y mesura fue Gonzalo Bonadeo. Un escalón abajo "Guille" Salatino, que no le importó los pergaminos y le pegó duro a Nalbandián en el incidente idiomático con la periodista canadiense. El resto patinó a cada rato y mucho más con el resultado puesto.

"Rializaron" la situación y para conseguir raiting y más números vendidos salieron a hablar que Del Potro sale con la Salazar (cuantos de ellos quisieran salir con Luli?) Que los jugadores se trompearon en el vestuario, que Nalbandián fue a menos porque no se jugó en Córdoba y que le manejaba las decisiones a Mancini. Si hasta el impresentable Luis Ventura habló de la Davis.

Además todos crearon el monstruo en la previa subiéndose al caballo del triunfo que no se había producido, pero que se iba a producir tras la deserción de Nadal, la elección del piso y porque se jugaba en la Argentina. A las seis de la tarde del domingo ya hablaban del golpe al corazón y de las gansadas enumeradas más arriba.

Los argentinos no tenemos cura... somos únicos y muy pelotudos. Mientras todos llorábamos por los rincones tras la "tragedia" consumada, el INDEC no seguía mintiendo. A Moreno y De Vido ni se les ocurría renunciar. Los municipales tucumanos seguían patoteando automovilistas y motociclistas... etcetera, etcetera

PD: Un aplauso para la agrupación "Libres del Sur" que empapeló Mar del Plata con afiches repudiando la decisión de Scioli de gastar un fardo para que se juegue la Davis en Mardel antes que atender las inumerables necesidades por las que pasan lo bonaerenses.

Malevito


Mario Oscar Ferreyra decidió irse por motus propio. La justicia otra vez lo ponía del lado de los delincuentes. No se lo bancó.

Quién tiene más huevos? El que se pega un tiro o el que se la banca? Cualquiera trata de cobarde al que decide marcharse de la vida. Cualquiera trata de valiente al que se la banca. Ni muy muy... ni tan tan.

El ex comisario fue señalado otra vez por la justicia de la misma manera que a los tipos que él combatía cuando estaba en actividad. Dicen los que lo admiraban que era un duro y que los delincuentes le temían. No sólo los delincuentes, los que no lo eran también.

Denunció la corrupción policial y fue reconocido por la sociedad al tomar esta actitud. Pero jamás aportó datos firmes de las irregularidades ni ninguno de los que el señalaba fueron a dar con sus huesos tras las rejas. Muchos afirman que los denunciados le hicieron la cama con el caso de "Laguna de los Robles".

Del lado de sus detractores decían que se metía sólo con los ladrones de gallinas, con los sogueros y que a los peces gordos ni los tocaba. Que era guapo con los que escapaban a gamba y con los pungas y, si estos eran "gardelitos", mejor. Algunos afirman que tipos como él solucionarían los problemas de inseguridad.

Nadie que no respete la vida humana puede ser solución de alguna problemática. Actuó en la represión de los años de plomo y bajo las normas del régimen militar. Se debe haber sentido bien porque no renunció a actuar fuera de la ley. Porque si algo no se respetó en el Proceso fue la ley que él tanto decía resguardar.

Nadie fue capturado y sometido a juicio justo por aquellos años. Si ese derecho no se respeta se está por encima de la ley. En "Laguna de los Robles" él se ubicó en ese lugar y así le fue. Fue condenado, juicio mediante, algo a lo que los delincuentes abatidos en el paraje norteño no tuvieron acceso. A "Prode" Correa también le pasó algo similar luego de que se le ocurriera escapar con las manos esposadas a sus espaldas. Lejos no iba a llegar.

El hombre del sombrero panamá no respetaba la ley. Sólo se llenaba la boca con esas tres letras. Que era guapo, lo era. Pero no era un hombre justo. Ni siquiera respetó la ley que decía defender cuando se escapó de tribunales luego de ser condenado, ni cuando se escapó de los gendarmes pegándose un tiro.

Dicen que no se iba a bancar otra vez la cárcel. Un nuevo juicio lo hubiera mandado de vuelta al encierro, pero también le daba la oportunidad de demostrar que era inocente de lo que se le acusaba.

Otra vez no respetó la ley.

16 de noviembre de 2008

Imbancables y Sonrisas - 13º 2008


Otra vez destilando veneno y tratando de sonreir aunque sea un poquito.

Sonrisas:

El "ogro" Fabbiani: enganches, amagues, cargadas y recursos tribuneros para uno que juega a la pelota como en la canchita de la esquina.

El gesto de los jugadores de Boca a Pompillo: pasó hace rato pero merece destacarse. El presi de Boca debe haber sido buen tipo. Los jugadores no reconocen así nomás a un dirigente.

Atenas de Córdoba: uno perdido (en la primera fecha) doce ganados (consecutivos). Una verdadera máquina. Y... volvió Magnano, el mejor técnico lejos.

Imbancables:

Rottweiler, pitbull, dogos:
asesinos de cuatro patas que no pueden vivir entre los humanos.

Los idiotas que tienen estos canes: para explicar su precencia afirman que son buenos guardianes y que cuando están bien criados no son peligrosos aunque después se morfan a los vecinos.

Los idiotas que tienen estos canes: y encima los sacan a pasear.

Ruggeri en la selección: ni Diego nos puede hacer creer que este tipo es fundamental para el futuro de la selección.

Grondona: si a alguien no le quedaba claro que es "el" dueño. Su pulgar hacia abajo por el apellido Ruggeri fue una demostración más.

Vives vs. Tota Santillán: aflojen un poquito. Esta petisa culona y este gordo enorme no merecen que se metan tanto en nuestros hogares.

Daniel Scioli: el gobernador de Bs. As. les prestó el avión provincial al equipo de la Davis para que vaya al casamiento del flaco Chela.

El equipo de la Davis: que se pasaron de amarretes por no pagar 400 mangos de pasaje por pera para ir al casorio del flaco.

San Martín: empezó a temblar en la zona de promoción. Sus hinchas tiemblan por como juega y porque no hace goles.

Los que escuchan las FM Caribe y Roisem y otros engendros cumbieros.

El "Gordo" Jaimes: porque escucha esas radios.

13 de noviembre de 2008

De números, de juego y de periodistas


Atlético ganó sus últimos dos partidos, ambos de visitante. Pero el juego sigue ausente y se nota a pesar de los seis puntos ganados.

Sería un falso si me subiera al carro triunfalista atiborrado de periodistas que hacen del forreo un modo de vida. El fútbol jamás se explica desde los puntos que se ganan, aunque sea verdad que la cabeza de un técnico rueda cuando pierde seguido, jugando bien o mal.

Lo que pasa que cuando pierde jugando bien su cabeza se mantendrá un tiempo más sobre sus hombros. De la misma manera que el cuello de un técnico se mantiene sin rasguño alguno cuando su equipo juega feo y gana. Al fin y al cabo es una cuestión de tomar decisiones.

Luego de sus dos triunfos en calidad de visitante ante Unión primero y Quilmes siete días después, Atlético acomodó sus huesos en la tabla de posiciones y parece que la paz renació. Claro cómo se puede esperar críticas sobre el juego si en un canal de cable el ¿periodista? le terminó preguntando al "Chulo" Rivoira qué le había parecido el programa en el que el ¿periodista? labura de. Claro es mejor mantener el status quo. Es mejor lograr que nadie se de cuenta que casi nadie habla del juego. Que Atlético es un calambre y que juega a lo que a su técnico le sienta. Mantenerse en el cargo a base de resultados y, que para lograrlo, no le importa colgarse de travesaño y jugar a no perder.

Es mejor no hacer notar que el "Capé" a los diez del segundo arrastra sus talentosas piernas porque su estado físico deja mucho que desear. Es mejor no hacer incapié en que el goleador Lujambio es una sombra y que los 37 años se notan sobre sus espaldas.

Después de Quilmes ahora se cree que Azconzabal es Beckenbauer, tal como lo dijo Fabián Domínguez en el programa Línea de Tres. Todos sabemos que el "Vasco" es un jugador limitado y creer que porque un partido no lo pasaron como alambrao' caído es el Kaiser alemán. Eso es un total despropósito.

El juego del "decano" no es estéticamente bello. Es apenas un recurso de jugar a lo que le conviene aunque para ello sus volantes se preocupen de persiguir hasta a los jueces de líneas para marcarlos y dejar a los pies de Sarría o del Pulguita la pesada tarea de producir y concretar el mezquino juego ofensivo que se plantea en la charla técnica.

"Este torneo se juega así" dice la frase hecha con la que se pretende explicar la falta de belleza que este juego de por sí tiene desde la cuna. Sino párense al costado de un potrero y verán a los pibes agarrar la pelota para tirar un caño, una pared o una rabona y ninguno de esos mismos pibes meterá el culo contra el arco buscando no perder. Hasta el más atao' intentará jugar más no marcar.

Entonces no me vengan con eso que hay que jugar así como se juega. Que en el Nacional "B" se juega muy físico y que hay que meter. Que hay que ganarlo con la pelota detenida y que hay que trabajar los partidos. Si tenés a Sarría, a Lujambio, a Montiglio, a Granero, a Erroz, al Pulguita porqué el técnico no hace que los que enfrente se preocupen por defender.

Porqué no permitirse asumir riesgos si hay con qué. Porqué seguir creyendo que poner tres en el fondo te da chapa de ofensivo. Eso es una mentira porque sino no pondría cuatro volantes para contener uno pa' jugar y dos puntas para pescar.

Saben qué pasa? Nadie quiere asumir que importa más la guita que la estética y que los resultados antes que el juego. Por eso los comentarios son vacios de contenido y las notas son nada más que afirmaciones que sólo buscan la respuesta "tenés razón" de parte del entrevistado.

No hay polémica sobre cómo se juega. Nadie se compromete. Nadie analiza con profundidad. Escuchen radio y veran que no miento. A veces y, sólo a veces, se salvan de la crítica el mencionado Fabián Domínguez y Eric Ginel. El resto hace mutis por el foro y le hacen notitas al jugador que se compró un auto sin saber manejar.

Estamos perdidos. Los técnicos hacen lo que quieren, los jugadores cuidan la quintita. Los dirigentes sólo miran los resultados y los periodistas se preocupan por no perder publicidad.

Gracias a Dios, los pibitos en el campito, todavía juegan a la pelota y no al fútbol.
Tal vez por eson no pierda las esperanzas del todo.

12 de noviembre de 2008

El Kennedy - La esquina de Manguera


Fue el punto de reunión en mi adolescencia y se convirtió en algo así como el bar del barrio. Sin mesas ni sillas, tampoco mozos o café... eso sí mucho alcohol, cargadas y anécdotas.

Muchos madrugadas de domingo nos sorprendieron con los cortos puestos y dados vuelta de la borrachera. Algunos no aguantaban y se dormían acurrucados en la vereda. Los dedos amarillos de tanto fumar y el vino ya caliente. Mal comidos y prometiéndonos amistad eterna eran muestras de las cosas que hace el alcohol en el cerebro.

El Juvenil Kennedy había jugado en la tarde del sábado en el campeonato del viejo Zamorano en la cancha de los bolitas (bolivianos que habían construido el barrio Ampliación Kennedy) y los comentarios se estiraban en la "esquina de manguera" cuya ubicación geográfica era la intersección de perú y castro barros. Vaquita que se organizaba como una reunión de la OEA y bolsilo común que servía para hacer frente a la picada y a los primeros vinos con mirinda.

Lito, un profesional que era titular en River y que en verano jugaba para nosotros de marcador central fue conducido en calidad de bulto varias veces a su morada. Es que el tipo venía del fútbol grande y en el barrio revivía como pibe. El jugar desprovisto de compromiso se le reflejaba en la cara. Un día le ganamos al peligroso San José en la cancha de la Boca del Tigre (hoy Barrio Oeste 2) y el festejo terminó a la hora del desayuno. Lito, a la una de la madrugada, se le animó al último vaso y abandonó.

Como en cualquier esquina de barrio la fauna estaba compuesta casi por los mismos especímenes de cualquier barra, a saber:

El mentiroso: el gordo Santi le sacaba un kilómetro al resto. Era cabo radiólogo. No sabemos cómo obtuvo ambos cargos si no pasó ni por la veredad de la universidad ni de la escuela del ejército. Decía que había comabatido en los montes, pero estoy seguro que no tiró ni un chaskiboom. Aseguraba que su gran enemigo era el "Robi" Santucho... Dudo que el capo del ERP estuviera enterado de la existencia de un cabo radiólogo que se apellidaba Santillán y que, encima, era su peor enemigo. Eso sí el gordo era ají pa' la piña.

Su virtud para la mentira era cuestión de genes. El "Viejo Santi", padre del gordo, era ladino y tan mentiroso como el gordo (sus genes, atiborrados de colesterol, se multiplicaron en el hijo). Decía que había jugado al fútbol contra los más grandes, en Tigre para más datos, pero nunca mostró una foto, ni dibujo, ni carnet que acredite su pasado de jugador. Un día hicieron una razzia de la esquina susodicha y el viejo fue a parar al calabozo junto con los pibes del barrio.

En la Comisaría de Barrio Jardín protagonizó dos anécdotas memorables.Los que estaban en el calabozo con él comenzaron a pedir al guardia que habra porque había un enfermo. El "rati" abrió la puerta de la celda y el viejo apareció tomándose una de sus rodillas ensayando un "gracias m'hijo, no puedo estar parado mucho tiempo..." se comió un castañazo del guardia y tuvo que soportar las cargadas de todos. Al otro día estaba observando una partida de damas entre el comisario y un reo en el patio. El capo de la seccional se moqueó en una jugada y el viejo le mandó "yaaentreagau el rosquete" capotón furioso del resto de la barra buscando menguar la metida de pata.

El humorista: el lungo se llevaba el título. Chiste fácil y chascarrillo que se potenciaban a medida que el vino blanco & mirinda le ganaba a la sed. El drama estaba en la rutina o guión, que se repetía reunión a reunión y sin renovación alguna.

El langa: que de tal no tenía nada. Chueco, flaco y con las piernas como chorro 'i soda. Encarador a morir y eso que le patinaba el embrage a la hora del parloteo. Ese tartancheo le valió el mote de te-te y más tarde fue manguera. "Ciruja" venenoso y cargador en cuya casa parábamos. Tenía un talento especial para leer antes que yo el Humor Registrado que yo compraba. Su vieja, Doña Mary fue una genia. Un encanto de tipa y gran cocinera.

El testigo: ese apodo se me ocurre ahora. En realidad le decíamos "Gilgamesh, el inmortal", como la tira de la revista "El Tony". Cada hecho del pasado que tocábamos, él lo había vivido. Su apodo era pepe, pero también portaba los motes de judío y/o gallego. Era el carnicero del barrio. Arquero o marcador central, laburador y guapo como cualquiera que se haya criado en El Palomar de La Banda del Rio Salí.

El guapo: mi amigo Daniel, también conocido como jetón. Jugador de rugby de los buenos. Pilar de Corosarios y Lince. Cargador como pocos y cero patotero. Gran morfador de asados y solidario a morir cuando alguien estaba en problemas. Un día se le paró al gordo Santi y los separamos. Estoy seguro que el gordo no se la iba a llevar de arriba. El Jetón le había desinflado las cuatro ruedas del fitito y el gordo había levantado como mil de presión.

El líder: le decían Juanky. Fue mi primer amigo-amigo. Jugaba bien como lateral derecho. Su liderazgo no provenía de su guapeza sino de su habilidad para usar las palabras. Era buen amigo, pero a veces se pasaba de rosca y se metía mucho en la vida de los demás. No sé mucho de él y hace un toco que no lo veo.

El bueno: Tusa el hermano de manguera. Cocía las pelotas con hilo cáñamo como un artesano. Es que no había tanta guita para comprar una pintier y reciclábamos el viejo cuero cada vez que se descocía. Jugaba bien al básquet y nos enredábamos jugando al 21 por la coca hasta que nos agarraba la noche en la canchita de la calle Ecuador.

Huevo: el moquero de la barra. Al tercer vaso de cerveza se convertía en un kamikaze de al-kaheda. En estado de ebriedad le tiraba la bronca a la Chancha y al Mono convencido de que les ganaba. Buen amigo, bromista y fumador empedernido. En un "15" en el barrio Echeverría un pibito jugaba al carnaval con otro y sin querer lo mojó. Huevo se dió la vuelta y escupió a un grupo de vagos que estaban sentados atrás. Era todo el baile contra nosotros. Nos salvamos como Rivoira ante Unión.

Amistad, compañerismo, alcohol y código de barrio que se respetaba a rajatabla. Ninguna de estas virtudes se pactaba. Fluían, confluían y servían de vínculo.
Con algunos de estos tipos fui amigo a morir, pero la puta vida te lleva por donde ella quiere. Si hasta el jetón fue testigo de mi casamiento y hace como ocho años que no lo veo. Anda por Paraguay y Misiones laburando de entrenador de rugby.

A muchos de ellos me gustaría verlos de vez en cuando, a otros no tanto... eso sí, de ser posible, en la esquina de manguera.

Bonus track: muchas gracias al gran Sejo.

2 de noviembre de 2008

Tres picaduras


Foto Diario La Gaceta

El "pulga" Rodríguez se convirtió en el ancho de espadas en la visita de Atlético a Santa Fe. Fue 3-2 final ante Unión y Rivoira salvó la ropa.

Es verdad que los dirigentes le dieron respaldo al entrenador "decano" y hasta armaron un asado para convercer(se) a los jugadores y al cuerpo técnico que el proyecto seguía en pie a pesar que el equipo había sido una sombra ante la CAI.

Pero todos los que andamos en el fútbol sabemos que por más respaldo que hubiere, si ante Unión se producía un nuebo traspié, el asado de entresemana se le hubiera atragantado en la garaganta al "Chulo" Rivoira.

Y en Santa Fé salió la virgen o, en realidad, apareció la "pulga". Tras un primer tiempo que no dejó demasiado en juego y mucho menos en goles el cero marcó la paridad. De Unión que no podía y uno que no asumía demasiado riesgos, Atlético.

Pero en el segundo parcial Unión se colgó y en diez minutos Luis Miguel Rodríguez se sacudió la mufa con tres llegadas a los 51, 57 y 61. Sin que nadie, ni siquiera el más fana de los hinchas de Barrio Norte pensase su equipo se puso 3-0 arriba, ayudado por el local que se durmió una siestita que, al final, marcaría el rumbo del partido.

A los 63 Unión descontó y más tarde el árbitro inventó un penal que puso al "tate" a tiro de empate. Atlético retrocedió demasiado y se olvidó, casi, que había un arco cruzando la mitad de la cancha. Es que los fantasmas lo asolan y no quería que los tres puntos se escapen.

El "chulo" armó bardo y según sus propias palabras al final del encuentro fue para meter el partido en un freezer y de paso cantarle las cuarenta al árbitro que, según su visión, lo estaba metiendo a su equipo contra el arco.

Los defensores la salvaron dos veces sobre la línea y Gutiérrez se lo perdió sólo en una de las pocas contra que los tucumanos pudieron armar. Tres puntos de oro para sacudir la mufa que la CAI había dejado en el Monumental.

La mufa se sacudió desde el resultado. Desde el juego todavía falta y mucho.

Diego DT, según Hugo

El periodista Hugo Asch fue uno de los tantos capos que hubieron en el periodico y fue el más futbolero de todos. Ahora labura en el semanario perfil y escribió un notón sobre Maradona, la selección y nosotros.
Con el título "Es para vos, Nietzsche: ¡Dios ha vuelto!" la posteo.

“¿Que adónde se ha ido Dios? Se lo diré. Lo matamos. ¡Vosotros y yo! Todos somos sus asesinos. Pero, ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar?”
Friedrich Nietzsche (1844-1900), de “El Loco”, La Gaya Ciencia.

Están pasando cosas extrañas en estos últimos tiempos y no me refiero a detalles menores como que un negro llegue a la Casa Blanca, que la nieta del otro candidato venga a estudiar periodismo acá, que Bush gire un poquito a la izquierda para salvar a sus banqueros amigos o que Islandia nos imite el corralito. Tampoco a que, aquí mismo, don Cleto Cobos haya abandonado la gris opacidad de los vices para embadurnarse con el sagrado fuego de los elegidos gracias a un solo voto, el suyo. Para narcisistas, nosotros.

Los periodistas somos gente rara, lo admito. Esta semana vimos a Jorge Lanata –elegante, canchero, cigarrillo en la boca onda Bogart–, compartiendo el escenario del Maipo con la escultural Ximena Capristo, riguroso conchero, finas plumas, sonrisa a lo Nélida Roca. Idolo. Otro destacado colega, Luis Ventura, gran divulgador de la antropología farandulera, asumió, eufórico, como entrenador de El Porvenir, modesto club de Gerli que sueña con volver a Primera B de su mano. Por el momento, se ignoran los planes de Orestes Katorosz.

¿Será cierto, entonces, que a Fontevecchia le han ofrecido la butaca de Heikki Kovalainen en McLaren? Estoy en condiciones de desmentir eso. También lo de Joaquín Morales Solá, que ni siquiera tiene renovada su súper licencia de F1; y lo de Pettinato, que hace poco aprendió a manejar. El que quizás agarre es Ari Paluch, que jura que con fe, todo se puede. Todavía no pude confirmar que Charly García, ahora con dientes, vaya a Utilísima para conducir un programa mañanero, ni que Juan José Sebreli sea el reemplazante de Macaya en Fútbol de Primera. Cualquier novedad les aviso.

Ah; Grondona le dio a Maradona la Selección Argentina, ¿Vieron? Eso sí es increíble.
Si fuese suizo, todo me parecería lógico: Maradona fue un jugador único, se lo ve recuperado, ¿quién mejor que él? Si fuese ruso y con un contrato firmado con la AFA, celebraría con vodka. Con él en el banco, el nuevo geniecillo módico, su yerno de 9 y el enganche melancólico como estandarte de la lucha maradoniana contra la incomprensión del mundo, la Argentina ¡duplicará su cachet por amistoso! Si fuese Don Julio dormiría muy tranquilo, con toda la responsabilidad estacionada sobre las baqueteadas espaldas del todopoderoso de Fiorito y ya neutralizado el balbuceante Bilardo, –potencial competidor por la herencia del papado de Viamonte–, en su flamante papel de mánager rehén. Capo. ¿Y si fuese Maradona? Estallaría de felicidad. Porque el riesgo insensato es lo que me mantiene vivo; mi alimento es la confrontación, el desafío furioso a cualquier poder, la ruptura del límite.

Pero soy periodista –lo que no dice mucho–, y para colmo argentino. Uf. Entonces veo que lo que está en juego es bastante más de lo que parece. A ver, sartreanamente hablando, Maradona es lo que ha podido ser con lo que antes hicieron de él. Su mérito no deja de ser enorme. La irrefrenable adicción que la gente tiene con él supera por mucho a la suya con la cocaína; y esta patología no está para nada curada. Fascina, duele, da placer, dolor, molesta; pero se lo necesita cada vez más. Y ahí está él. ¿Cómo no va a saber de fútbol quién lo jugó como nadie? Obvio que sabe y puede. Su santa palabra es tan poderosa que hasta podría despertar del profundo letargo-Play a chicos tan herméticos como Messi. Lo potenciará o lo inhibirá fatalmente, eso sí. Veremos.

Sólo hay un problemita: Maradona reina, no conduce. Va al frente, con ese mentón suyo levantadito a lo Duce; se deja seguir. No convence. Ordena, con esa dulce elocuencia del que se sabe inmortal. No es su culpa, repito; vaya a saber cómo ha sobrevivido a tanta locura.

Maradona es más que un ídolo. Es un mito viviente. Gardel, Evita, el Che, no están en juego; ellos son la infinita virtud quebrada sin piedad por un destino cruel que no comprende nuestro destino de grandeza. Maradona, a falta de una muerte heroica y joven, podía mantenerse eterno y a salvo de la impureza de los tiempos si mutaba en ausencia. Pero, no; Maradona no es la Garbo. Maradona es un tsunami, un excesivo. Su pasión lo devora todo y seguirá fiel a su inevitable destino trágico de mito argentino: será héroe, o mártir. Nada más.

Si le va mal, será un shock. Nos derrumbaremos, nos sentiremos una vez más quebrados, huérfanos de ese realismo mágico que tan bien nos protege de la verdad. Solos.

Si gana, se producirá un efecto inversamente proporcional; igualmente dramático, si me permiten. Confirmaremos su divinidad –Maradona vengó las Malvinas, nos llevó a la cima, partió en dos a Italia, desafió al Papa y a los Estados Unidos, venció a la droga, a la muerte; en fin, todo lo puede– y si gana otro Mundial bien podrá pensar en la Casa Rosada, o en una dinastía monárquica con Dalma y Giannina como infantas herederas, vaya uno a saber. No se rían; esto es Argentina.

Con Maradona me pasa lo que me pasa con el país. Lo amo, pero sobre todo, cuanto más lejos lo tengo. Lo detesto también, pero vuelvo y le pido más. Maradona no es mi espejo, al contrario: es mi Dorian Gray. Pero sí representa la Gran Metáfora del extraño lugar en donde nací y para el cual escribo. Nunca más argentina que ahora, esta Argentina, muchachos.
Esperen lo mejor y lo peor; como, casi siempre, acá.